¿Campistas o expulsados del mercado?

A simple vista, podría parecer una escena de turismo alternativo: una tienda de campaña, un coche aparcado junto a un camino de tierra, y el mar al fondo. Pero cuando el lugar es un descampado entre piedras, cables y estructuras industriales, camino a Tufia, la imagen cambia de tono. Y la pregunta también.

¿Son campistas despistados que no saben que ahí no se puede acampar? ¿O son vecinos que ya no pueden pagar un alquiler en Telde?

Porque lo cierto es que el precio de la vivienda se ha disparado, los alquileres se han convertido en una carrera de obstáculos, y cada vez más personas se ven obligadas a buscar soluciones fuera del mapa urbano. Literalmente.

Telde, con más de 100.000 habitantes, vive una paradoja: mientras se anuncian planes de rehabilitación, puntos de recarga y fiestas patronales, la vivienda digna sigue siendo un lujo para muchos. Y no hablamos solo de jóvenes. Familias, trabajadores, pensionistas… todos enfrentan un mercado que no perdona.

La imagen que acompaña este artículo no es una anécdota. Es un síntoma. Y si no se actúa con políticas reales, urgentes y valientes, lo insólito se convertirá en habitual.

Porque cuando el derecho a la vivienda se convierte en una tienda de campaña junto a una carretera, algo está fallando. Y no es el GPS.

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