14 de Julio de 2025 a las 01:02
Fiestas de barrio: cuando la alegría popular esconde un modelo sin control
Sr. Alcalde, Sr. Concejal:
El pasado domingo 13 de julio concluyeron las fiestas patronales de El Goro. Diez días de actos religiosos, verbenas, conciertos y celebraciones que llenaron las calles de vida y entusiasmo. La participación vecinal ha sido ejemplar, y los artistas —entre ellos Pepe Benavente, Aseres o Buena Onda— cumplieron con creces las expectativas. Sin embargo, una vez desmontado el escenario y recogidos los fuegos artificiales (aunque este año no hubo pólvora, sí hubo agua para el chapuzón), surge la pregunta incómoda pero necesaria: ¿a qué coste? ¿y con qué control?
Telde lleva años funcionando con un modelo de fragmentación festiva, donde más de 60 barrios organizan sus propias fiestas con escasa o nula coordinación institucional. Esto ha derivado en una situación de opacidad total: no se publican los presupuestos, no se conocen los contratos ni los criterios de gasto, y no hay auditorías públicas.
Y aunque se diga que son fiestas “pagadas por patrocinadores”, es hora de decir las cosas claras: muchas de esas empresas aportan dinero creyendo que colaboran con un evento organizado por el Ayuntamiento. ¿Por qué? Porque hay personas que van en nombre del Consistorio a pedir dinero, cuando en realidad no tienen cargo ni autorización para hacerlo. Esto no solo es engañoso, sino que compromete la imagen institucional y distorsiona la relación entre el sector privado y lo público.
Seamos honestos. Esta descentralización no está empoderando a la ciudadanía. Está permitiendo un descontrol absoluto, donde cada asociación de vecinos —muchas sin experiencia en gestión— actúa como pequeña productora de eventos, contratando artistas, negociando patrocinios y moviendo dinero sin rendir cuentas. ¿Ese era el objetivo de las asociaciones de vecinos? No. Su función es representar y defender al vecindario, no competir por cachés, luces y sonido.
Mientras tanto, la Concejalía de Festejos parece haber delegado su responsabilidad, convirtiéndose en una figura decorativa. ¿No debería ser este departamento quien fiscalice, planifique y coordine los eventos con equidad y transparencia? Lo que ahora tenemos es una ciudad en la que se celebra mucho, pero sin saber cuánto cuesta, quién paga realmente, ni con qué criterios se decide todo.
Telde merece fiestas alegres, populares y vivas. Pero también merece un sistema honesto y transparente. Por eso, desde aquí exigimos:
Que la Concejalía de Festejos asuma el liderazgo real en la organización de todas las fiestas del municipio.
Que se centralicen los recursos y se haga una programación anual equitativa y consensuada.
Que se publiquen todos los gastos y subvenciones recibidas, así como los nombres de las empresas que colaboran.
Que se prohíba expresamente usar el nombre del Ayuntamiento para pedir dinero sin autorización oficial.
Y que se devuelva a las asociaciones vecinales su verdadera función social y comunitaria, no la de gestoras de espectáculos.
Esto no es un ataque a la cultura local ni a las tradiciones. Es una defensa de la responsabilidad pública. Porque cuando el dinero —sea público o privado— se mueve sin control, la fiesta pierde su esencia y se convierte en una fachada.
Telde no necesita menos alegría. Necesita más transparencia, más orden y más respeto por quienes pagan y por quienes celebran.
Atentamente,
"Esperanza"
Asesora Fiscal y Vecina de Telde