Ciuca revienta el tablero político en Telde y deja a NC, CC y PP jugando al escondite

Ciuca ha decidido agitar el avispero político en Telde y, como era de esperar, todos los partidos han salido corriendo con el manual de crisis en la mano. La adhesión al proyecto Municipalistas Primero Canarias no ha sido precisamente un gesto discreto: ha sido una patada al tablero que ha dejado a Nueva Canarias con cara de “¿y ahora qué?”, al Partido Popular pidiendo cabezas, y a Coalición Canaria haciendo ojitos desde la distancia.

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Nueva Canarias, en modo drama total, ha acusado a Primero Canarias de entregarse a CC “por fases”, como si fuera una suscripción premium. Pedro Quevedo, siempre tan sutil, ha declarado que el alcalde de Telde “no es ni nacionalista ni progresista”, lo cual, viniendo de él, es como decir que se ha pasado al lado oscuro sin siquiera cambiarse la capa. Además, ha cuestionado la lógica de llamarse “Municipalistas Primero Canarias” si lo primero no parece ser el municipio. Un dilema semántico que, al parecer, le quita el sueño.

Coalición Canaria, por su parte, ha optado por el clásico “todo es posible”. Cristina Valido ha dejado caer que una futura alianza no está descartada, porque claro, en política todo se perdona si hay escaños de por medio. Mientras NC se descompone y el PP se indigna, CC se acomoda en la butaca, esperando que el caos le traiga dividendos.

Y hablando del PP, su reacción ha sido digna de una ruptura sentimental: ha pedido el acta a Daniel Reyes, como quien exige que le devuelvan las llaves del piso y el cepillo de dientes. Carlos Ester ha declarado que el pacto “desvirtúa la voluntad ciudadana”, lo cual es una forma elegante de decir “esto no estaba en el guion y no me gusta cómo termina”. Ahora el PP se enfrenta al dilema de seguir en el gobierno municipal con Ciuca o montar su propio spin-off.

Lo que parecía una adhesión más se ha convertido en un terremoto político. Telde, que durante años fue el personaje secundario en el drama insular, ha pasado a ser protagonista absoluto. NC se siente traicionado, CC se frota las manos, y el PP amenaza con romper platos. Todo por un movimiento que, según algunos, era “solo un paso más”. Pues vaya paso: ha pisado callos, ha roto alianzas y ha dejado claro que en política, como en las novelas, nadie está a salvo de un buen giro inesperado.

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