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9 de Agosto de 2025 a las 01:00

Cuando el periodismo se escribe desde la copa

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"En el universo paralelo de Don Cañabrava, todo tiene una explicación... sospechosa. Si no criticas, es porque te han comprado. Si criticas, es porque te han activado. Si respiras, es porque conspiraste. Si callas, es porque pactaste. Y si hablas, es porque te desataron"

En Telde, hay quien se disfraza de periodista pero escribe como cronista de barra. Su pluma, empapada en resentimiento y nostalgia, pretende ser crítica política, pero apenas alcanza a ser un monólogo de taberna. Lo que publica no informa, no analiza, no construye. Solo destruye, insinúa y envenena.

El autor —llamémosle Don Cañabrava, por la bebida que parece inspirar su estilo— presume de formación académica, pero su texto está más cerca del cotilleo de callejón que del periodismo serio. No hay datos, no hay fuentes, no hay rigor. Solo hay apodos, ataques personales y una obsesión por caricaturizar a quienes no le bailan el agua.

El disfraz de periodista

Don Cañabrava lanza acusaciones sin pruebas, insinúa sin nombrar, y critica sin asumir responsabilidad. Habla de conspiraciones, guerras internas y traiciones, como si Telde fuera una novela de intrigas escrita por alguien que se quedó fuera del reparto. Pero lo más revelador no es lo que dice, sino lo que calla: nombres, hechos, contexto.

Critica a medios financiados por instituciones, pero no aclara quién le llena la copa ni quién le sopla las historias. ¿Quién le paga por escribir con veneno? ¿Quién le alimenta el ego disfrazado de periodismo?

El espejo que evita mirar

Don Cañabrava quiere jugar a ser el azote del poder, pero termina siendo el bufón del resentimiento. Su estilo no es valiente, es oportunista. No busca la verdad, busca protagonismo. Y eso, en política y en prensa, no es valentía: es cobardía con pretensiones de grandeza.

Si de verdad quiere ejercer el oficio, que lo haga con ética, con investigación, con responsabilidad. Porque escribir desde la copa es fácil. Lo difícil es escribir desde la conciencia.

Imagen: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia

Cañabrava y su mundo al revés

En el universo paralelo de Don Cañabrava, todo tiene una explicación... sospechosa. Si no criticas, es porque te han comprado. Si criticas, es porque te han activado. Si respiras, es porque conspiraste. Si callas, es porque pactaste. Y si hablas, es porque te desataron.

“Si no criticas es porque estás cobrando, y si lo haces es que se ha desatado el no sé qué.”

Así razona quien ve fantasmas en cada esquina y micrófonos ocultos en cada taza de café. Es el estilo del que no busca entender, sino acusar. Del que no analiza, sino dispara. Del que no informa, sino intoxica.

Deje las copas, Cañabrava

Porque esto no es periodismo, es paranoia con pretensiones de crónica. Es el ruido de quien quiere ser protagonista sin asumir responsabilidades. Es el discurso de quien confunde crítica con vendetta, y opinión con ajuste de cuentas.

Y mientras tanto, Telde sigue adelante. Con sus luces y sombras, con sus aciertos y errores. Pero sin necesidad de que alguien escriba desde la copa lo que debería escribirse desde el compromiso.

El Faro