16 de Noviembre de 2025 a las 14:03
La manifestación celebrada este domingo contra las jaulas marinas volvió a llenar las calles y la costa de Telde. Vecinos, colectivos y asociaciones clamaron por la retirada de las piscifactorías que, desde 2001, contaminan el litoral. Pero entre pancartas y megáfonos, la memoria colectiva no pudo evitar señalar la paradoja: los mismos actores que entonces callaron hoy lideran la protesta.

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El origen del conflicto
• En 2001, bajo el mandato de Francisco Santiago Castellano en Telde y Román Rodríguez en el Gobierno de Canarias, se autorizó la instalación de las jaulas marinas frente a Melenara y Salinetas.
• El Ayuntamiento de Telde no se opuso con firmeza, y el Gobierno autonómico, con Nueva Canarias y Coalición Canaria en el poder, dio luz verde al proyecto.
• Asociaciones vinculadas a Nueva Canarias y algunos grupos ecologistas no levantaron la voz entonces, pese a que ya existían advertencias sobre el impacto ambiental.
La paradoja actual
• Dos décadas después, los mismos exgobernantes y asociaciones encabezan las marchas contra las jaulas.
• Los colectivos ecologistas que en su día callaron ahora denuncian vertidos, cierre de playas y degradación del litoral.
• La ciudadanía observa con escepticismo: ¿es una rectificación sincera o un intento de reescribir la historia política y social de Telde?
Voces críticas
Vecinos y plataformas ciudadanas lo resumen con ironía: “Quienes firmaron ayer, hoy gritan; quienes callaron ayer, hoy se disfrazan de salvadores”. La protesta es legítima, pero la memoria no olvida las responsabilidades políticas y sociales de quienes permitieron que las jaulas se instalaran sin resistencia.
La manifestación de Melenara no solo es un grito contra la contaminación, sino también un espejo incómodo: los cómplices de ayer se presentan como portavoces del mar limpio hoy. La contradicción es tan evidente como el olor de las aguas afectadas: imposible de ocultar.

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¿Dónde están los 1.500?
• En las imágenes se aprecia una concentración con pancartas, cruces negras, megáfonos y recorrido costero, pero no hay densidad suficiente para justificar esa cifra.
• No hay tomas aéreas, ni planos amplios que muestren una masa humana que ocupe todo el paseo marítimo.
• La mayoría de las fotos muestran grupos dispersos, algunos con apenas decenas de personas.
• Incluso en los momentos más simbólicos (colocación de cruces, lectura del manifiesto), la asistencia parece estar por debajo de los 500.
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