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8 de Diciembre de 2025 a las 10:00

De la semilla al fruto: la Feria de la Naranja, impulsada por Calderín y mantenida por sucesivos gobiernos

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En Telde hay tradiciones que no se improvisan. La Feria de la Naranja es una de ellas. Nació hace más de una década como una apuesta valiente de la entonces concejala de Sector Primario, María Calderín, que decidió que el trabajo silencioso de los citricultores merecía escapar del anonimato y ocupar la plaza pública. Aquella primera edición fue más que un mercado: fue una declaración de intenciones, un gesto político y cultural que convirtió a la naranja en símbolo de identidad local.

Desde entonces, la feria ha sobrevivido a cambios de gobierno, a concejales que heredaron el proyecto y lo mantuvieron con mayor o menor entusiasmo, y a los vaivenes de la economía. Pero lo cierto es que, edición tras edición, la cita se ha consolidado como un escaparate de sabor, música y tradición. La naranja teldense, con su dulzura y carácter, se ha transformado en protagonista de un evento que dinamiza el casco histórico, atrae visitantes y refuerza el orgullo de pertenencia.

Este año, la XIV Feria de la Naranja vuelve a San Gregorio con el mismo espíritu: premiar a los mejores frutos, dar espacio a los agricultores de Saborea Telde, abrir la puerta a artesanos y comerciantes, y llenar de vida la Zona Comercial Abierta. Habrá talleres, música, degustaciones y hasta una fuente de chocolate para endulzar la jornada. Todo ello bajo la coordinación de Calderín, que hoy, desde el gobierno municipal, sigue regando la semilla que plantó en 2011.

El alcalde ha querido subrayar el esfuerzo de los citricultores, y Calderín, fiel a su estilo, ha recordado que la feria es mucho más que un escaparate: es un punto de encuentro donde el sector primario se mezcla con el ambiente navideño y la creatividad gastronómica. Y es que, junto a la feria, las VIII Jornadas Gastronómicas de la Naranja ofrecen un recorrido por bares y restaurantes que reinventan el fruto en sorbetes, mojitos, platos de carne y pescado, churros o tartas.

La columna de hoy no pretende ser un programa de actos —para eso ya está la agenda oficial— sino un recordatorio de que las tradiciones no nacen solas. Alguien las impulsa, alguien las defiende, alguien las mantiene. La Feria de la Naranja es fruto de una idea sembrada por Calderín y cultivada por quienes vinieron después. Y como toda buena cosecha, lo importante no es solo el sabor del fruto, sino la constancia de quienes lo cuidan año tras año.

El Faro