7 de Febrero de 2024 a las 12:38
Reflexiones de Fernando Bàez Santana.
En medio del revuelo desatado por el caso de Ana Oramas, surge la incógnita: ¿realmente los profesores carecen de conocimiento sobre la cultura e historia de Canarias? La llegada de docentes de toda España plantea la cuestión: ¿qué saben acerca de nuestra tierra? Mientras en Cataluña se exige el dominio del catalán, aquí parecen entrar sin restricciones. ¿Por qué esa diferencia?
Se critica la falta de vergüenza de los profesores locales al no denunciar la situación. Decir la verdad parece ser ofensivo, especialmente cuando se señala que algunos “no tienen ni puta idea” sobre Canarias. Paradójicamente, en el ámbito nacional, se envía a Eurovisión a artistas con letras cuestionables sin mayores consecuencias. ¿Por qué esta divergencia?
La defensa sindical se hace presente, pero ¿dónde están los representantes del agro, el sector primario y los desempleados? La polarización política y los ataques a quienes defienden Canarias se entrelazan con la moralidad periodística, creando un escenario tenso.
La crítica recae sobre la mejor defensora de Canarias, Ana Oramas, quien se ve obligada a disculparse y rectificar. ¿Por qué? Por expresar una verdad incómoda. Sin embargo, se pasa por alto la problemática de los tractores paralizando España y Europa, mientras aquí las puertas parecen abiertas sin restricciones.
El sistema educativo tampoco escapa al análisis crítico. Mientras los estudiantes se sumergen en el carnaval y la vida nocturna, los resultados académicos son los peores de Europa. La falta de un plan educativo sólido contrasta con la preocupación superficial sobre llevar o no móviles a clase, sin abordar el verdadero progreso académico y cultural.
El desconocimiento de la cultura canaria por parte de profesores peninsulares se señala como un problema, agravado por la falta de lecturas relevantes y conocimiento sobre los guanches. La identidad canaria parece desvanecerse, y la lucha por mantener el acento local se interpreta como un síntoma de una verdad denunciada.
El autor reclama respeto para Ana Oramas, destacando su destacado papel en las Cortes y el Parlamento español. Sin embargo, la ironía se hace presente al comparar la promoción de Canarias por parte de una tonadillera andaluza, como Isabel Pantoja, con la retirada de la promoción a Ana Oramas.
En conclusión, Bàez Santana plantea interrogantes sobre la identidad cultural, la educación y la promoción de Canarias, subrayando la necesidad de abordar estos temas con seriedad y responsabilidad.