1 de Diciembre de 2024 a las 07:00
Sin embargo, ejemplos como el de la Policía Local muestran que, con voluntad y compromiso, es posible salvar los muebles en situaciones críticas. Es hora de que el Ayuntamiento recupere el control y garantice un servicio público digno y eficiente para la ciudadanía.
El Ayuntamiento de Telde vivió este sábado un ejemplo claro de la desorganización interna que caracteriza a muchos de sus departamentos. El encendido navideño, un evento que debería haber sido una celebración familiar y festiva, se convirtió en un auténtico caos circulatorio debido al cierre de calles y aparcamientos, provocado, en parte, por la prueba ciclista ‘TotalEnergies Gran Fondo Pico de las Nieves’, autorizada para este domingo 1 de diciembre.
Lo preocupante no es solo la coincidencia de fechas, sino la absoluta falta de coordinación entre áreas municipales, especialmente Deportes, que autorizó la prueba sin comunicarlo al resto de departamentos ni a los medios. Este fallo elemental demuestra una preocupante falta de profesionalidad entre algunos funcionarios públicos, quienes, aparentemente, consideran aceptable operar sin las mínimas garantías de comunicación y planificación.
El resultado fue un colapso en el tráfico que afectó tanto a los vecinos como a los miles de ciudadanos que acudieron al encendido navideño. Calles cerradas sin previo aviso, plazas de aparcamiento inhabilitadas y la desesperación de los conductores reflejan una imagen lamentable de la gestión municipal.
No obstante, gracias a la rápida intervención de la Policía Local de Telde, se logró reconducir la situación. Los agentes, pese a la falta de previsión inicial, tomaron medidas para controlar el tráfico y minimizar los efectos del caos circulatorio. Su labor permitió restablecer un mínimo de orden, asegurando que los conductores pudieran transitar con mayor fluidez y evitando un colapso aún mayor en las principales arterias de la ciudad.
Por supuesto, también hay responsabilidad política en este desastre. Es evidente que el alcalde y los responsables de las áreas implicadas no han tomado medidas para garantizar el cumplimiento de las funciones básicas de algunos trabajadores municipales, quienes parecen operar con total autonomía y sin supervisión efectiva. La falta de control y organización interna ha dejado en evidencia una estructura municipal donde, a menudo, algunos empleados ni siquiera cumplen con sus obligaciones diarias o, peor aún, desaparecen durante semanas o meses sin que nadie lo note.
Esta desidia administrativa no solo afecta a eventos tan importantes como el encendido navideño, sino que también refleja un problema sistémico que daña la imagen de la ciudad y la calidad de vida de sus ciudadanos.
Telde necesita urgentemente una reorganización interna, con responsables comprometidos que exijan resultados y disciplina a sus trabajadores. La política puede ser un factor determinante, pero la raíz de este problema recae también en aquellos funcionarios que, con su negligencia, sabotean el trabajo de quienes sí cumplen con su deber. Sin embargo, ejemplos como el de la Policía Local muestran que, con voluntad y compromiso, es posible salvar los muebles en situaciones críticas. Es hora de que el Ayuntamiento recupere el control y garantice un servicio público digno y eficiente para la ciudadanía.
El Faro