La cruda realidad de la Escuela Municipal de Danza de Telde

En un mes marcado por la celebración del Día Internacional de la Danza, es imperativo exponer la desidia y el abandono que carcomen a la Escuela Municipal de Danza de Telde. A pesar de ostentar una Concejalía de Cultura y una empresa pública como GESTEL, alardeadas por el Concejal Juan Martel, la triste realidad es que las alumnas de esta institución languidecen en el olvido.

Con un presupuesto millonario destinado a la cultura, ¿cómo es posible que las jóvenes bailarinas lleven meses sin recibir clases ni participar en actividades, desperdiciando becas y oportunidades de representar a Telde en competiciones nacionales e internacionales? La inversión pública en la Escuela Municipal de Música, Danza y Teatro parece evaporarse en la inoperancia de una gestión que ignora las necesidades básicas de sus estudiantes.

El ballet, lejos de ser solo un arte, demanda una preparación física y mental equiparable a la de los atletas de élite. Es hora de reconocer que la danza es cultura, es salud física y mental, y merece un trato acorde a su importancia en el desarrollo humano.

Las alumnas han denunciado reiteradamente las irregularidades de la escuela, pero sus reclamos caen en oídos sordos. La cultura no debe ser un pretexto para justificar salarios desorbitados, sino una herramienta para enriquecer la vida de la comunidad.

Es desolador constatar que, a pesar de los cambios políticos en Telde, la Escuela de Danza se sumerge en una espiral de estancamiento. La falta de voluntad y el desinterés son los verdaderos responsables de esta situación, no la escasez de recursos económicos.

Es hora de que quienes tienen el poder de decisión tomen cartas en el asunto. No podemos cerrar los ojos ante un arte tan vital y ancestral como la danza. Es momento de volver nuestra mirada a esta disciplina, de aprender de la disciplina y el respeto de los bailarines, y de invertir verdaderamente en el futuro cultural de Telde.

Las Alumnas de la Escuela Municipal de Telde