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6 de Junio de 2025 a las 00:50

Devoción de escaparate

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Son los típicos que se golpean el pecho en público, mientras en privado abandonan, critican, traicionan y manipulan. Piden salud, amor y unión familiar al Cristo de Telde, pero no son capaces ni de mirar a la cara a su madre o de tenderle la mano cuando más lo necesita. Y para colmo, se presentan en traje y corbata, como si la ropa tapara la miseria moral que arrastran.

Por Maruca Sinfiltro

Durante estos días de fervor religioso por la bajada de la Virgen del Pino, las calles de Telde se han llenado de rezos, velas, cánticos… y de muchas caras conocidas. Demasiadas, diría yo. Algunas incluso me han puesto los pelos de punta. Porque no hay nada más espeluznante que ver cómo la hipocresía se disfraza de devoción.

Sí, lo digo sin filtros: hay mucha gente que se pasea por las procesiones de San Juan y San Gregorio como si fueran santos de escaparate, pero que en su día a día son capaces de clavarle una puñalada trapera a un amigo, a una hermana, o incluso a su propia madre si les estorba. Personas de sonrisa ensayada, manos juntas y cara de estampita, pero corazón podrido.

Son los típicos que se golpean el pecho en público, mientras en privado abandonan, critican, traicionan y manipulan. Piden salud, amor y unión familiar al Cristo de Telde, pero no son capaces ni de mirar a la cara a su madre o de tenderle la mano cuando más lo necesita. Y para colmo, se presentan en traje y corbata, como si la ropa tapara la miseria moral que arrastran.

No, eso no es fe. Eso es teatro.

Y mira que yo soy la primera en emocionarme con una imagen de la Virgen, en prender una vela con el alma, en dar gracias a lo alto por las cosas buenas… Pero me da vergüenza ajena ver a según quién ocupar la primera fila en las procesiones, cuando ni en la última fila de la vida saben ser humanos.

Porque ser devoto no es ponerse un mantón, ni cargarse una cruz una vez al año. Ser devoto es no fallarle a los tuyos, no tener dos caras, no vivir de la apariencia. Ser devoto es cuidar con hechos, no con fotos de postureo en Instagram.

Telde está viviendo una gran fiesta religiosa… y también un gran desfile de falsedad. Y a esas caras, que todos hemos visto, solo les digo una cosa: si no te sale ser buena persona en la vida real, no te molestes en fingirlo ante las imágenes. Porque Dios y la Virgen lo ven todo, pero sobre todo lo que no se ve.

Y lo mejor de todo: muchos de los que están leyendo este artículo de opinión se verán reflejados. Se estarán removiendo en la silla preguntándose: ¿Quién será la persona que ha escrito esto y me ha descrito tan bien…?

Ja, ja, ja… Lo dicho: Maruca Sinfiltro, para servir verdades