Dime de qué presumes…

Hay quien publica sus propios récords como quien cuelga un diploma de cursillo en la nevera: con entusiasmo, pero sin que nadie lo haya validado.

Nos hablan de millones de visitas, de crecimientos imparables y de liderazgos incuestionables. Todo tan rotundo, tan perfecto, tan… sospechosamente medido por herramientas internas que nadie más puede comprobar.

Y claro, uno no puede evitar pensar en ese refrán tan certero:

“Dime de qué presumes y te diré de qué careces.”

Porque cuando hay que repetir tanto lo mucho que te lee la gente, quizás es que no te lee tanta. Y cuando necesitas declararte líder cada pocos meses, quizá es que no lo eres. O no tanto como te gustaría.

El verdadero periodismo no necesita halagarse a sí mismo cada vez que respira. Se mide en credibilidad, en calle, en pluralidad. Y sobre todo, en hechos.

Lo demás… es ruido con gráfico.

Y ya sabemos: cuando lo único que te sostiene es una cifra inflada, basta una pregunta incómoda para que todo se desinfle. Como un globo. Uno muy ruidoso, pero vacío por dentro.

 Maruca Sin Filtro