11 de Septiembre de 2025 a las 20:25
La Ruta de Sanmao vuelve a ocupar titulares, visitas institucionales y planes estratégicos. El Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de Telde se han reunido para estudiar cómo potenciar este recurso turístico vinculado a la escritora taiwanesa Sanmao, que vivió sus últimos años en Playa del Hombre. La intención es clara: atraer al mercado chino, uno de los más potentes y en expansión a nivel global. Pero mientras se proyectan rutas, centros de interpretación y espacios dedicados a su figura, en Telde muchos se preguntan: ¿y nosotros qué?
No se trata de rechazar a Sanmao, ni de negar su valor cultural para millones de personas en China. Su historia en Gran Canaria es real, emotiva y singular. Pero tampoco podemos ignorar que Telde tiene una historia mucho más profunda, más antigua y más nuestra.
Barrios como San Juan, con su basílica gótica del siglo XV, el antiguo Casino La Unión y el Parque de Santa Rosalía, son auténticos referentes patrimoniales. San Francisco, con sus callejones empedrados, el convento franciscano de 1610 y la Casa Natal del poeta Julián Torón, es una joya arquitectónica y cultural que nos transporta al pasado. San Gregorio, con su iglesia neoclásica y su vida comercial, también forma parte del alma de la ciudad. Y no podemos olvidar enclaves como Cuatro Puertas, un conjunto arqueológico único que conecta directamente con los antiguos pobladores de la isla.
¿Dónde están las rutas por estos espacios? ¿Dónde está la inversión en visibilizar a los artistas, escritores, líderes comunitarios y personajes históricos que sí nacieron aquí, que sí vivieron aquí, que sí construyeron Telde desde sus cimientos?
La Ruta de Sanmao puede ser una oportunidad, sí. Pero no puede convertirse en el único relato turístico de Telde. No podemos permitir que nuestra ciudad se convierta en un decorado para historias ajenas mientras nuestras propias voces siguen esperando ser escuchadas. El turismo debe ser una herramienta para compartir lo que somos, no solo para vender lo que otros quieren ver.
Desde el corazón de quienes amamos nuestro querido Telde, hacemos un llamamiento a las instituciones: equilibren la balanza. Si se va a invertir en Sanmao, inviertan también en San Juan, en San Francisco, en Jinámar, en La Garita, en nuestros barrios y en nuestra gente. Porque Telde no es solo un escenario para una historia de amor extranjera. Telde es historia, es cultura, es identidad. Y merece ser contada.
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