20 de Agosto de 2025 a las 22:54
A escasos metros del Ayuntamiento de Telde, donde se supone que la ley se respeta y se aplica, se encuentra un local que desafía esa lógica con descaro. Sus propietarios lo presentan como un “bar restaurante”, pero según sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), es ilegal. No tiene licencia, no cumple normativa, y sin embargo, funciona como si nada.
En Telde, todos lo conocen como “el cafetín”, aunque ni siquiera alcanza esa categoría. Lo único que lo salva del anonimato es su bocadillo estrella: la “Alpargata”, una mezcla de ingredientes tan contundente como las conversaciones que se cuecen entre sus mesas. Nadie sabe exactamente qué lleva, pero todos coinciden en que te deja lleno... de calorías y de rumores.
Lo más surrealista no es el bocadillo, sino la clientela. Por allí desfilan concejales, técnicos municipales, funcionarios, asesores políticos, expolíticos, periodistas... y hasta miembros del SEPRONA de la Guardia Civil. Todos ellos, conocedores de la ilegalidad del establecimiento, se sientan, comen, charlan y negocian como si estuvieran en el salón de su casa. La ley, en este rincón, parece tener horario de oficina.
La instantánea que acompaña este artículo —capturada por las siempre activas cámaras humanas del cafetín— muestra a dos figuras clave del ring político teldense. A la derecha, con gesto relajado y mirada de quien ya ha cruzado todas las líneas rojas, aparece Aureliano Francisco Santiago Castellano, exalcalde de Telde, condenado por corrupción política en el Caso Yrichen. Inhabilitado para cargo público, pero no para tertulias de barra ni para negociaciones informales.
Frente a él, en actitud de quien está “cerrando flecos”, aparece un hombre que muchos identifican como “empresario” —y lo ponemos entre comillas con toda la jocosidad que merece—. Porque en realidad, se trata de un columnista de pago, conocido por sus textos de encargo y sus opiniones moldeables según presupuesto. Y sí, según nos cuentan las fuentes del cafetín (más fiables que algunos boletines oficiales), Aureliano estaría tanteando precios. ¿Presupuesto para qué? ¿Una columna de lavado de imagen? ¿Un artículo de nostalgia política? ¿Una “Alpargata” con cobertura mediática?
Aunque sabemos quién es, no lo identificamos públicamente. Preferimos que sean ustedes, nuestros lectores, quienes lo reconozcan. Porque en este cafetín ilegal, donde la legalidad brilla por su ausencia pero la actividad política bulle como café de máquina, todo se sabe, pero nada se firma.
Así que si usted ha visto al “empresario” en otras negociaciones, si ha leído sus columnas con aroma a encargo, o si simplemente quiere participar en esta divertida caza de identidades, déjenos su comentario. Prometemos discreción, risas y quizás una mención en el próximo artículo. La “Alpargata”, eso sí, corre por su cuenta.
Maruca Sin Filtro