16 de Junio de 2024 a las 09:00
El Ayuntamiento sigue siendo gobernado en la práctica por sus funcionarios y empleados, quienes obstaculizan cualquier intento de cambio real. Mientras esta situación persista, no importará cuán buenas sean las intenciones del alcalde; los resultados seguirán siendo insuficientes.
En el municipio de Telde, hemos esperado durante mucho tiempo un cambio real, un liderazgo que no solo piense en sus propios intereses y en beneficiar a sus amigos, sino que se enfoque verdaderamente en el bienestar de la comunidad. En el último año, los ciudadanos de Telde han comenzado a sentir una renovada esperanza con la llegada de un alcalde comprometido con su gente: Juan Antonio Peña. Sin embargo, la situación en el Ayuntamiento de Telde continúa siendo un reflejo de décadas de mala gestión y nepotismo, y Peña enfrenta una lucha titánica contra un sistema profundamente arraigado.
Históricamente, los alcaldes y alcaldesas de Telde han estado distantes de sus ciudadanos. Han faltado líderes que se acerquen realmente a la comunidad y escuchen sus necesidades. Juan Antonio Peña ha demostrado ser un mandatario accesible y preocupado por su municipio, una diferencia notable respecto a sus predecesores. Pero el verdadero problema del Ayuntamiento de Telde radica en sus propios trabajadores, muchos de los cuales deben sus puestos a favores políticos y no a sus méritos profesionales. Esta situación ha generado una administración ineficiente y corrupta, donde los intereses particulares prevalecen sobre el bien común.
El Ayuntamiento de Telde está podrido desde sus cimientos. Los empleados, en su mayoría, actúan como si debieran su lealtad a un partido político en lugar de a los ciudadanos a los que deben servir. Esta dinámica ha resultado en una administración paralizada, incapaz de implementar cambios significativos y mejoras para el municipio. No es de extrañar que Juan Antonio Peña parezca envejecido después de solo un año en el cargo; la resistencia y los obstáculos que enfrenta son enormes.
Los sueldos elevados y los servicios mal gestionados han sido una constante en Telde, sin resultados positivos que justifiquen tales gastos. Aunque Peña y su partido, Ciudadanos para el Cambio (Ciuca), tienen buenas intenciones y un claro deseo de reformar, se encuentran atados por una burocracia ineficiente y corrupta. Un año de mandato ha sido insuficiente para ver cambios significativos, sobre todo porque los nuevos concejales, muchos de ellos sin experiencia previa, necesitan tiempo para adaptarse y comprender la complejidad del Ayuntamiento.
La raíz de los problemas actuales se remonta a la redacción del plan general de 2002, un documento que parece haber condenado al municipio a décadas de mala gestión. Este plan general, y la falta de interés y compromiso de los partidos políticos que han gobernado Telde durante años, como Nueva Canarias, han perpetuado una situación de estancamiento y deterioro. El Ayuntamiento sigue siendo gobernado en la práctica por sus funcionarios y empleados, quienes obstaculizan cualquier intento de cambio real. Mientras esta situación persista, no importará cuán buenas sean las intenciones del alcalde; los resultados seguirán siendo insuficientes.
Es crucial que Juan Antonio Peña tome una postura firme y decisiva. No puede permitirse intentar quedar bien con todo el mundo, porque en ese intento se diluyen las acciones necesarias para el cambio. Necesita dar un golpe sobre la mesa y tomar el control efectivo de la administración, reemplazando a aquellos empleados que no están comprometidos con el bienestar del municipio.
El mensaje para nuestro alcalde es claro: seguimos confiando en su liderazgo, pero es imperativo que actúe con determinación y coraje. No podemos permitir que el futuro de Telde siga siendo manipulado por una burocracia corrupta y resistente al cambio. Adelante, alcalde Peña, el pueblo de Telde está con usted, pero exige resultados y un verdadero compromiso con la transformación del municipio.
El Faro