17 de Julio de 2024 a las 07:16
En Telde, un municipio con más de 60 barrios, las fiestas son una tradición enraizada en la vida de cada comunidad. Sin embargo, esta proliferación de celebraciones ha llegado a un punto insostenible. A pesar de contar con dos fiestas patronales, San Juan y San Gregorio, prácticamente cada barrio organiza sus propias festividades. Este enfoque desenfrenado en la celebración está generando un despilfarro de fondos públicos que va en contra de los intereses y el bienestar de los ciudadanos.
El problema es grave y la responsabilidad recae principalmente sobre los dirigentes de las asociaciones de vecinos. Estas entidades, que deberían estar enfocadas en representar y resolver los problemas de la comunidad, se han convertido en organizadores de eventos, olvidando su verdadero propósito. Las asociaciones de vecinos recaudan dinero de manera descontrolada de pequeñas y grandes empresas para financiar estas celebraciones, y en algunos casos, alquilan sus instalaciones para eventos privados. Este comportamiento no solo es éticamente cuestionable, sino que también desvía fondos que podrían utilizarse para resolver problemas reales y urgentes.
Es inaceptable que en pleno siglo XXI, en un municipio que debería estar encaminado hacia el progreso y el desarrollo, el enfoque principal de estas asociaciones sea el patrocinio de festividades. La falta de servicios básicos afecta directamente la calidad de vida de los ciudadanos y refleja una falta de visión y compromiso por parte de los líderes vecinales.
El alcalde, aunque no el principal culpable en esta cuestión, tiene la responsabilidad de poner fin a estas prácticas descontroladas. Su deber es garantizar que los fondos públicos se utilicen de manera eficiente y en beneficio de todos los residentes. La incapacidad para regular y supervisar adecuadamente las actividades de las asociaciones de vecinos demuestra una falta de liderazgo que debe ser corregida de inmediato.
La comunidad de Telde exige un cambio inmediato y radical. Es imperativo que el Ayuntamiento, bajo la dirección del alcalde, establezca regulaciones estrictas para las asociaciones de vecinos. Estas entidades deben ser auditadas y se les debe exigir transparencia en la recaudación y el uso de fondos. Además, es crucial que los recursos se redirijan hacia la mejora de servicios esenciales como la limpieza, la higiene y el mantenimiento de infraestructuras.
El despilfarro en fiestas no puede continuar. Telde merece un gobierno local y unas asociaciones de vecinos que pongan a sus ciudadanos primero, que inviertan en el futuro de nuestros hijos y nietos, y que trabajen incansablemente por un municipio más limpio, seguro y próspero. La crítica no es solo necesaria; es urgente. Es hora de que el alcalde de Telde despierte y asuma su responsabilidad, poniendo fin a estas prácticas sin control y enfocándose en lo que realmente importa: el bienestar de todos los habitantes de Telde.