2 de Agosto de 2025 a las 22:00
La imagen de una camper blanca estacionada bajo el Puente de los Siete Ojos, en pleno Barranco Real de Telde, despertó hace unos días la curiosidad —y también la preocupación— de muchos vecinos y visitantes. Sin embargo, el misterio ha sido aclarado: su propietario se ha puesto en contacto con la redacción de detelde.es para explicar su presencia en el lugar.
“Solo estaba cogiendo fresco”, afirma con sencillez el conductor de la furgoneta, quien ha preferido no revelar su nombre. En medio de la ola de calor que afecta estos días al municipio, con temperaturas que rozan los 40 grados, buscó alivio en uno de los pocos rincones de la ciudad donde aún corre una brisa natural: debajo de uno de los arcos del histórico puente.
“Pasé por allí y me di cuenta de que en esa zona corre mucho fresquito. No acampé, ni me quedé a dormir. Solo paré un rato para descansar del calor”, explicó el hombre. La imagen fue captada por un vecino y publicada por este medio el pasado lunes, lo que generó especulaciones en redes sociales y entre la comunidad local.
La aclaración pone fin a las teorías que iban desde un turismo alternativo hasta una posible ocupación del espacio. Aun así, la escena ha abierto un pequeño debate sobre el uso de los espacios patrimoniales y la necesidad de compatibilizar su preservación con la vida cotidiana, especialmente en un contexto climático cada vez más extremo.
El Puente de los Siete Ojos, obra del ingeniero Juan de León y Castillo, sigue siendo más de un siglo después un punto de conexión no solo entre barrancos, sino también entre historias. Y esta, tan simple como humana, nos recuerda que a veces, bajo el sol de justicia, basta con una sombra y un soplo de aire fresco para detenerse un momento en el camino.
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