13 de Septiembre de 2025 a las 13:31
Hablar de “proyecto transformador” mientras se guarda silencio ante decisiones del PSOE nacional que han generado indignación en amplios sectores de la sociedad es, como mínimo, contradictorio. Desde la opacidad en políticas migratorias hasta el uso partidista de instituciones públicas, el partido en el poder ha acumulado controversias que sus representantes locales no deberían esquivar.
Mientras España atraviesa una de sus etapas más turbulentas en lo político y lo social, el PSOE de Telde parece habitar una cómoda burbuja de autocomplacencia. Este sábado, la agrupación local inauguró su nuevo programa de trabajo con un acto de homenaje a Juan Francisco Betancor Jiménez, figura histórica del socialismo teldense. Un gesto legítimo en lo simbólico, pero profundamente desconectado de la realidad que viven los ciudadanos del municipio y del país.
El evento fue presentado como un tributo a los valores de igualdad, justicia social y progreso. Sin embargo, se celebra en un momento en que el partido a nivel nacional enfrenta duras críticas por su gestión, acumulando escándalos, polarización y un desgaste institucional que no puede ser ignorado. ¿Dónde queda la responsabilidad política de los socialistas teldenses ante este panorama?
La nueva ejecutiva local, liderada por Alejandro Ramos Guerra, fue reelegida en mayo con un abrumador 94,6% de apoyo. Pero ese respaldo, lejos de traducirse en autocrítica o renovación, parece haber consolidado una estructura que se aferra a discursos vacíos y gestos simbólicos, mientras los problemas reales de Telde —desempleo, falta de vivienda asequible, abandono de barrios periféricos— siguen sin recibir respuestas claras.
Hablar de “proyecto transformador” mientras se guarda silencio ante decisiones del PSOE nacional que han generado indignación en amplios sectores de la sociedad es, como mínimo, contradictorio. Desde la opacidad en políticas migratorias hasta el uso partidista de instituciones públicas, el partido en el poder ha acumulado controversias que sus representantes locales no deberían esquivar.
La militancia teldense, al rendir homenaje a su pasado, tiene también el deber de mirar con honestidad el presente. Porque la política no se honra solo con flores y discursos: se honra con responsabilidad, coherencia y compromiso real con la ciudadaní
Los ciudadanos de Telde merecen algo más que gestos simbólicos. Merecen una ejecutiva que se pronuncie, que fiscalice, que se distancie cuando es necesario y que no actúe como correa de transmisión de un partido que ha perdido el pulso de la calle. La política local no puede ser un eco de la propaganda nacional. Tiene que ser un espacio de resistencia, de propuesta y de verdad.
Por El Cernícalo