1 de Julio de 2025 a las 13:00
Telde no puede seguir siendo rehén de la burocracia. El rabo de gato no espera permisos ni plenos. Crece, se expande y arrasa. Y mientras tanto, ¿dónde están nuestros representantes?
Las carreteras de Telde están siendo engullidas por una amenaza vegetal que avanza sin freno: el rabo de gato (Pennisetum setaceum), una planta invasora que ha colonizado márgenes viales, barrancos y espacios urbanos con total impunidad. Y lo más grave: ni el Cabildo de Gran Canaria actúa, ni el Ayuntamiento parece exigirlo.
Vecinos de barrios como San José de Las Longueras, Las Huesas o Salinetas llevan más de un año denunciando la situación. El viaducto de San José, por ejemplo, está cubierto de maleza y basura, y según relatan los residentes, el Ayuntamiento responde que “no está inaugurado” y por eso no limpian. Mientras tanto, los ciudadanos caminan entre espigas de más de un metro de altura.
Pero lo que más indigna es el silencio institucional. No hay constancia pública de que el Ayuntamiento haya elevado una queja formal al Cabildo, ni que haya exigido medidas urgentes. La pasividad es doble: por parte de quien tiene la competencia, y por parte de quien debería reclamarla.
¿Por qué es tan grave esta invasión?
El rabo de gato desplaza a la flora autóctona y empobrece el ecosistema.
Aumenta el riesgo de incendios forestales.
Reduce la visibilidad en las carreteras, poniendo en peligro a conductores y peatones.
Cada planta puede producir hasta 10.000 semillas al año, que se dispersan con facilidad.
La ciudadanía exige ya:
Limpieza inmediata de márgenes y barrancos.
Coordinación real entre Ayuntamiento y Cabildo.
Transparencia: ¿quién está haciendo qué, y cuándo?
Telde no puede seguir siendo rehén de la burocracia. El rabo de gato no espera permisos ni plenos. Crece, se expande y arrasa. Y mientras tanto, ¿dónde están nuestros representantes?
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