El trigo no se lanza, se ruega

Anoche, mientras San Gregorio recorría Los Llanos bajo una lluvia de luces, plegarias y banderas, algunos decidieron ver escándalo donde solo hubo devoción. Según cierto medio local —que no citaré para no seguir alimentando el ridículo—, un vecino “perturbó” la procesión con insultos y “semillas lanzadas con virulencia”. Madre mía, qué vergüenza. Qué ridículo.

Si hubiesen visto las imágenes que, como cada año, publica Agustín Santana en su canal de YouTube, se habrían ahorrado el papelón. Porque lo que captó su cámara no fue violencia, sino tradición. No fue agresión, sino esperanza. El trigo no se arrojó como proyectil, sino como súplica. Y San Gregorio, que no se ofende, respondió con lluvias. Sí, con lluvias. Las que ya riegan los campos.

Pero claro, cuando uno se fía de fuentes como el Pequeño Nicolás de Telde —alias El Lince—, ocurren estas cosas. Se redacta desde el rumor, se publica desde el prejuicio, y se firma desde la ignorancia. ¿Reiterado? ¿Intolerable? Lo que es reiterado es el error. Lo que es intolerable es que se manche la fe de un barrio por no contrastar una imagen.

Los vecinos de la calle Ruiz no insultaron. No agredieron. No sabotearon. Solo esperaban, como cada año, que el santo se detuviera frente a su enramado. No ocurrió, y hubo decepción. Pero no escándalo. Lo demás es exageración, o peor: mala fe.

En la imagen los vecinos de la calle Ruiz decorando su fachada horas antes de la procesión

Y ahora que este artículo circula, y que Andresito el de la radio lo comente en su programa, veremos cuántos se esconden detrás del teclado y cuántos piden disculpas. Porque la devoción no se mancha. Y el periodismo, si quiere seguir siendo digno, debe mirar antes de escribir.

Maruca Sin Filtro