31 de Mayo de 2025 a las 23:08
Una vez más, Telde celebra el Día de Canarias con entusiasmo y orgullo en su casco histórico, y una vez más, lo hace en el lugar menos apropiado: el conjunto histórico-artístico de San Juan.
Nadie cuestiona la importancia de la festividad ni el valor de nuestras tradiciones. La música, la artesanía, el folclore, los sabores del gofio y el queso, los bailes, los juegos antiguos… todo eso forma parte esencial de nuestra identidad. Lo que sí es necesario cuestionar, y con firmeza, es la elección sistemática de un entorno frágil y patrimonialmente protegido como escenario para actividades masivas.
San Juan no es un recinto ferial. Es un enclave que ha sido reconocido por su valor histórico y artístico, un conjunto urbano que merece ser respetado, cuidado y preservado. Convertirlo cada año en una feria ambulante, por muy noble que sea el motivo, es una falta de sensibilidad institucional y un desprecio hacia su valor cultural.
Telde cuenta con espacios perfectamente adecuados y subutilizados, como el parque urbano de San Juan, un lugar amplio, accesible y diseñado precisamente para acoger grandes eventos sin poner en riesgo la integridad del patrimonio. Entonces, ¿por qué insistir en hacerlo en las estrechas calles del casco histórico?
Es muy fácil decir que los eventos “llenan de vida” el centro, pero habría que plantearse a qué precio. ¿Cuántas veces más vamos a permitir que el paso de miles de personas, los escenarios, los equipos de sonido, los puestos de comida y la basura acumulada pongan en jaque un legado centenario? ¿Dónde queda el equilibrio entre la fiesta y la conservación?
Celebrar nuestras raíces no puede significar pisotear el suelo que las vio nacer. Si realmente queremos honrar la cultura canaria, empecemos por cuidar los lugares donde esa cultura ha florecido durante siglos.
Hay alternativas. Lo que falta es voluntad política. Y, sobre todo, una visión de futuro que entienda que el patrimonio no se toca… se protege.
El Faro