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17 de Agosto de 2025 a las 12:38

GLOBAL: El desprecio institucional al pueblo de El Goro

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Hace más de cuatro semanas, los vecinos de El Goro y Tufia, junto con cientos de trabajadores del polígono industrial, creyeron por un momento que la parada de guaguas en la salida 11 de la GC-1, dirección Las Palmas, iba a ser dignificada. Tras años de denuncias, parecía que por fin se iba a instalar una marquesina, unos simples asientos, un refugio mínimo para quienes esperan cada día bajo el sol abrasador, la lluvia o el frío. Pero no. Las obras no eran para mejorar el transporte público. Eran para reparar un muro privado que había sido golpeado por un coche.

 

¿Tanto cuesta hacer esto?

Así de claro. Ni marquesina, ni sombra, ni asiento. Nada. El Cabildo de Gran Canaria, que gestiona casi mil millones de euros anuales de presupuesto público, ha decidido que es más urgente arreglarle la valla a un empresario que proteger a los ciudadanos que dependen del transporte público para ir a trabajar, estudiar o simplemente vivir.

GLOBAL, empresa pública que presume de conectar los 21 municipios de la isla, ha demostrado que su compromiso con los usuarios es puro humo. En El Goro, donde no hay alternativa de transporte, donde la guagua es la única opción, la parada sigue siendo un descampado. No hay excusas. No hay justificación. Hay abandono.

Obras en la parada para arreglar una valla privada

¿Dónde está el señor Medina, presidente de los industriales del polígono? ¿Dónde están los responsables del Cabildo que se llenan la boca hablando de movilidad sostenible, de justicia social, de servicio público? ¿Les importa algo la gente que se quema al sol, que se empapa cuando llueve, que no tiene dónde cobijarse en las madrugadas de invierno?

Esto no es un error. Es una decisión consciente. Es una muestra de desprecio. Es la evidencia de que, para las instituciones, hay ciudadanos de primera y ciudadanos de tercera. Y los de El Goro están en la última fila.

Mientras se gastan millones en campañas, en informes, en fotos y en postureo, no son capaces de instalar una marquesina. No son capaces de ofrecer lo mínimo. No son capaces de cumplir con su deber.

Este artículo no pide favores. Exige responsabilidades. Porque el transporte público no es un lujo. Es un derecho. Y lo que está ocurriendo en El Goro es una vergüenza institucional que merece ser denunciada sin filtros, sin paños calientes y sin miedo.

Maruca Sin Filtro