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1 de Noviembre de 2023 a las 02:11

Hipocresía en el pleno de Telde: La oposición de Nueva Canarias olvida su propio pasado

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La reciente solicitud de amparo por parte del grupo municipal de Nueva Canarias en el Ayuntamiento de Telde, dirigida al alcalde Juan Antonio Peña, ante lo que ellos califican como “violencia verbal” por parte de su socio de Gobierno, Sergio Ramos del PP, es una muestra clara de la hipocresía en la política local. Celeste López, portavoz de los nacionalistas canaristas, ha instado al alcalde a intervenir en defensa de los derechos de la oposición debido a los ataques verbales que su formación ha soportado en las sesiones corporativas.

Sin embargo, es crucial recordar que Nueva Canarias no es ajena a este tipo de comportamiento cuando estaban en el poder. Durante su mandato, ejercieron críticas feroces y utilizaron un lenguaje fuerte contra la oposición, desatendiendo cualquier llamado a la moderación. Ahora que se encuentran en el lado opuesto del espectro político, parecen haber olvidado sus propias acciones pasadas.

Las acusaciones lanzadas por Sergio Ramos sobre NC enviando militantes para insultar y vejar a su familia son graves y, sin duda, requieren ser tratadas con seriedad. No obstante, la reacción de Celeste López negando rotundamente estas imputaciones y retando a Ramos a presentar una denuncia es una respuesta típica de la política de confrontación que tanto hemos visto en Telde.

En un mundo ideal, la política debería ser un espacio para el diálogo constructivo y el debate de ideas, no para ataques personales y acusaciones infundadas. Ambos lados, tanto el grupo municipal de Nueva Canarias como el PP, deberían recordar que representan a la ciudadanía y actuar de manera responsable, evitando el uso de un lenguaje ofensivo y respetando a sus adversarios políticos.

En resumen, es esencial que los líderes políticos de Telde practiquen lo que predican y se comprometan a elevar el nivel del debate público en lugar de caer en la trampa de la hipocresía y la confrontación sin fin. La ciudadanía merece un liderazgo que trabaje en su beneficio y no se enfoque en la descalificación y la agresión verbal.

El Faro