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15 de Agosto de 2025 a las 22:06

Jinámar: ¿Zona comercial o zona sin ley?

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La ley existe. Las ordenanzas están claras. Pero en Jinámar, cada domingo, parece que se suspenden. No hay plan de seguridad visible, no hay salidas de emergencia despejadas, y no hay presencia policial efectiva. Lo que sí hay es miedo, frustración y una creciente sensación de abandono.

 

La Policía Local de Telde y su silencio cada domingo

Por El Cernícalo

Cada domingo, Jinámar se transforma. Lo que debería ser un mercadillo regulado y seguro se convierte en un laberinto de puestos ilegales, accesos bloqueados, y una preocupante sensación de descontrol. Los manteros, cada vez más numerosos, ocupan espacios públicos sin licencia, sin control sanitario, y sin el más mínimo respeto por las normas que sí cumplen los comerciantes legales.

Y lo más grave: todo esto ocurre ante la mirada ausente de la Policía Local de Telde.

Los funcionarios municipales que trabajan en el mercadillo lo saben bien. Algunos de ellos, según nos trasladan, se ven obligados a lidiar con situaciones tensas, con vendedores que no reconocen su autoridad, y con una falta total de respaldo por parte de los agentes. “Aquí no viene nadie”, nos dicen. “Y cuando vienen, no hacen nada”.

La ley existe. Las ordenanzas están claras. Pero en Jinámar, cada domingo, parece que se suspenden. No hay plan de seguridad visible, no hay salidas de emergencia despejadas, y no hay presencia policial efectiva. Lo que sí hay es miedo, frustración y una creciente sensación de abandono.

Mientras tanto, desde otras zonas del municipio nos llegan imágenes de agentes camuflados multando a conductores mal estacionados en la costa. Una actuación que, aunque legal, contrasta con la inacción en Jinámar. ¿Por qué tanta diligencia en unos barrios y tanta indiferencia en otros?

La Policía Local tiene un deber: proteger, ordenar, garantizar la convivencia. Y también tiene una responsabilidad con los trabajadores públicos que cada domingo intentan hacer su labor en medio del caos. Ignorar Jinámar no es solo una omisión; es una forma de legitimar el desorden.

Este domingo volverá el mercadillo. Volverán los manteros. Volverá la desorganización. Y la pregunta sigue siendo la misma: ¿volverá también el silencio de quienes deberían poner orden?

El Cernícalo/detelde.es