28 de Septiembre de 2024 a las 00:00
En un mundo donde la información fluye a velocidad vertiginosa, pocos se detienen a reflexionar sobre el poder que tienen los medios de comunicación para moldear la percepción pública. El reciente escándalo urbanístico que involucra al concejal de Urbanismo de Telde, Héctor Suárez, pone en evidencia no solo la corrupción en las altas esferas políticas, sino también la complicidad de ciertos medios de comunicación que, a cambio de intereses económicos, decidieron guardar silencio.
Entre 2021 y 2022, la concejalía de Urbanismo de Telde, bajo el mando de Suárez, gestionó solo una decena de los 600 expedientes por infracciones urbanísticas, según ha revelado el Seprona en el marco de la Operación Domos. Edificaciones ilegales en suelo rústico y no legalizable, con acceso a suministro de agua pública de manera irregular, señalaron una grave omisión por parte del Ayuntamiento. A ello se suma la adjudicación del proyecto de agua a la empresa Construplan por 691.000 euros, que terminó costando más de 900.000 euros, y la ejecución de obras en zonas no contempladas en el contrato inicial.
Este caso ha sido finalmente destapado por Canarias 7, pero, ¿por qué esta información había estado oculta durante tanto tiempo? La respuesta es alarmante: el silencio en los medios de comunicación locales fue comprado, o al menos influenciado, por intereses ajenos al deber periodístico de informar.
No todos los medios de comunicación cayeron en la trampa. Desde hace más de un año, Radio Aventura Siglo 21 FM (www.radioaventura.com), un modesto pero valiente medio de comunicación, había advertido de estas irregularidades. Andrés “El Quejica”, una de sus voces más reconocidas, mencionó durante la temporada 22/23 que tenía conocimiento de los hechos, pero esperaba que fueran los grandes medios los que asumieran la responsabilidad de sacarlos a la luz. Sin embargo, estos permanecieron en silencio.
Es preocupante observar cómo, mientras algunos medios locales y nacionales tienen la capacidad de ejercer presión sobre las instituciones y sacar a la luz hechos graves, optan por no hacerlo. ¿Qué los detiene? En muchos casos, el dinero y los intereses políticos. Los grandes medios, que dependen de la publicidad y de sus conexiones con las esferas de poder, tienden a priorizar la estabilidad de sus relaciones financieras sobre el compromiso con la verdad.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿dónde queda la ética periodística? Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de ser los vigilantes de la sociedad, de exponer la corrupción y los abusos de poder, sin importar las consecuencias financieras. Cuando estos fallan en cumplir con este deber, se vuelven cómplices de los mismos delitos que deberían denunciar. La manipulación informativa se convierte en una herramienta peligrosa que deja a la ciudadanía desinformada y sin las herramientas necesarias para exigir justicia.
En el caso de Héctor Suárez, el silencio prolongado de los grandes medios sobre un asunto que afectaba directamente a la comunidad de Telde es un ejemplo claro de esta corrupción en la prensa. No fue hasta que Canarias 7 decidió abordar el tema que la historia salió a la luz de manera amplia, pero no podemos olvidar que Radio Aventura Siglo 21 FM ya había hecho el trabajo que otros se negaban a hacer. Este pequeño medio, con menos recursos que sus competidores, demostró que la ética y el compromiso con la verdad siguen siendo valores vigentes en el periodismo.
El periodismo independiente se enfrenta cada vez más a dificultades en un panorama mediático donde las grandes corporaciones controlan la narrativa. Sin embargo, medios como Radio Aventura Siglo 21 FM nos recuerdan que es posible ejercer un periodismo honesto y transparente, incluso en circunstancias adversas. Este es una llamada de atención para los grandes medios: el silencio no solo es cómplice de la corrupción, sino que también traiciona la confianza del público.
La ciudadanía merece estar informada, y los medios de comunicación tienen el deber de cumplir con su misión fundamental: informar con rigor, sin someterse a intereses económicos o políticos. La corrupción en los medios es tan grave como la corrupción política, porque ambas se alimentan entre sí, perpetuando un ciclo de impunidad que afecta a todos.
Es hora de que los medios se replanteen su papel y regresen a los principios básicos del periodismo: investigar, cuestionar y denunciar. Y cuando los grandes fallan, como en el caso de Telde, es momento de valorar y apoyar a los pequeños medios que, con menos recursos pero con más valor, siguen luchando por la verdad.
El periodismo independiente, como el que representa Radio Aventura Siglo 21 FM, es esencial para la democracia. La verdad, tarde o temprano, siempre sale a la luz, y este caso es una prueba de ello. Es nuestro deber como sociedad exigir transparencia y rendición de cuentas, no solo de nuestros gobernantes, sino también de quienes controlan la información.