1 de Julio de 2024 a las 17:49
Recientemente, María González Calderín, concejala del Partido Popular en Telde, ha realizado unas declaraciones que han generado una considerable polémica. Calderín subrayó la importancia de contratar a trabajadores locales, afirmando que "hemos pedido a la empresa adjudicataria que, por favor, los trabajadores que vayan a venir estén empadronados en Telde". Estas palabras, que a primera vista podrían parecer un simple apoyo a la economía local, esconden una visión reduccionista y excluyente sobre el mercado laboral.
Es vergonzoso y preocupante que una figura pública, cuya responsabilidad incluye el bienestar y la equidad para todos los ciudadanos, proponga medidas que contradicen principios fundamentales de la Unión Europea. Según la legislación europea, cualquier ciudadano tiene el derecho de trabajar en cualquier lugar de la Unión. Limitar las oportunidades de empleo a personas empadronadas en Telde no solo es injusto, sino que también atenta contra los derechos de movilidad y empleo consagrados en los tratados europeos.
La retórica de Calderín no solo es excluyente, sino que también ignora la realidad de muchos ciudadanos de Telde que trabajan en otros municipios. ¿Acaso se les debería impedir a estos trabajadores buscar mejores oportunidades fuera de su lugar de empadronamiento? La movilidad laboral es una piedra angular de cualquier economía dinámica y saludable. Los comentarios de Calderín, al contrario, fomentan una visión retrógrada y provincial.
Además, estas declaraciones son desafortunadas porque refuerzan una mentalidad de "nosotros contra ellos" que es profundamente dañina para la cohesión social. En lugar de unir a la comunidad y buscar soluciones inclusivas que beneficien a todos, Calderín opta por una estrategia de exclusión y división. En un mundo cada vez más interconectado, es imperativo que los líderes políticos promuevan políticas que favorezcan la cooperación y la integración.
La economía de Telde, al igual que la de cualquier otro municipio, se beneficia de la diversidad y la inclusión. La contratación basada únicamente en el empadronamiento limita el talento disponible y reduce la competitividad de las empresas locales. Además, esta postura podría desalentar a empresas externas de invertir en Telde, al percibir un entorno laboral restrictivo y excluyente.
Las declaraciones de María González Calderín no solo son desafortunadas, sino peligrosamente divisivas. La concejala debería reconsiderar sus palabras y trabajar para crear un entorno más inclusivo y justo para todos los trabajadores, independientemente de su lugar de empadronamiento. Solo así podremos construir una sociedad verdaderamente equitativa y próspera, que respete y valore los derechos de todos sus ciudadanos.