22 de Julio de 2024 a las 03:59
En el conocido barrio de El Goro, un clamor desesperado se ha elevado durante meses sin encontrar respuesta. Los vecinos, preocupados por la seguridad y el bienestar de sus hijos, han solicitado incansablemente la poda de un árbol ubicado en la entrada del colegio local. Sin embargo, sus ruegos han sido ignorados por el concejal de Parques y Jardines del excelentísimo Ayuntamiento de Telde, quien parece más interesado en esquivar responsabilidades que en cumplir con su deber.
La situación es vergonzosa. El árbol, con ramas peligrosamente bajas y en riesgo de caer, representa un peligro evidente para los estudiantes y transeúntes. Los vecinos, en repetidas ocasiones, han presentado quejas formales y han realizado llamadas al ayuntamiento, solo para encontrarse con el más absoluto de los silencios. ¿Dónde está el concejal? ¿Dónde está la acción tan necesaria y urgente?
Este flagrante desprecio por las preocupaciones de la comunidad es inaceptable. El concejal de Parques y Jardines no solo ha fallado en su deber de mantener nuestras áreas verdes seguras y accesibles, sino que además ha mostrado una preocupante indiferencia hacia la voz de sus propios ciudadanos. ¿Es esta la eficiencia y compromiso que prometió al asumir su cargo?
Los residentes de El Goro están indignados y tienen toda la razón para estarlo. La inacción del concejal no solo pone en riesgo la seguridad de los niños que diariamente transitan por esa entrada, sino que además refleja una alarmante falta de responsabilidad y empatía por parte de un funcionario público que debería estar al servicio de la comunidad.
Es hora de que el concejal de Parques y Jardines se despierte de su letargo y tome medidas inmediatas. Los vecinos de El Goro merecen ser escuchados y, sobre todo, merecen vivir en un entorno seguro. No es solo una cuestión de poda, es una cuestión de responsabilidad y de respeto hacia una comunidad que ya ha esperado demasiado. La paciencia tiene un límite, y el de El Goro ha sido largamente superado.
La imagen que acompaña esta noticia lo dice todo. Un árbol descuidado, peligrosamente inclinado sobre la entrada del colegio, es el símbolo perfecto de la desidia y el abandono por parte de quienes deberían velar por el bienestar de los ciudadanos. Es una imagen que debería avergonzar al concejal y motivarlo a tomar acción de una vez por todas.