1 de Septiembre de 2023 a las 22:35
En pleno siglo XXI, donde la seguridad y el bienestar de los ciudadanos deberían ser prioridad, resulta inaceptable que una empresa de la envergadura de Disa ponga en riesgo la vida de sus clientes. La estación de servicio ubicada en la carretera que conecta El Goro y Cuatro Puertas ha sido testigo de un peligro latente durante meses, un peligro que amenaza a quienes simplemente buscan abastecer sus vehículos con combustible.
No se trata de un problema reciente, sino de una preocupación que ha caído en oídos sordos por parte de esta compañía, que ostenta recursos suficientes para brindar seguridad a sus usuarios. La entrada a la estación de servicio Disa se ha convertido en un auténtico campo de minas para quienes la utilizan a diario. Un bache peligroso y un acceso descuidado se han vuelto el escenario de accidentes esperando a ocurrir.
El incidente más reciente, en el que un motorista estuvo a punto de perder la vida, debería haber sido un llamado de atención inmediato para la empresa. Sin embargo, en lugar de asumir su responsabilidad y tomar medidas para corregir la situación, Disa ha preferido escudarse en argumentos absurdos. Argumentar que la responsabilidad recae en el cabildo de Gran Canaria, es simplemente un intento de evadir la responsabilidad y una falta de respeto hacia los ciudadanos que confían en su servicio.
Es inaceptable que una compañía con los recursos económicos de Disa no esté dispuesta a invertir un poco en garantizar la seguridad de sus clientes. La seguridad no debería ser negociable ni una responsabilidad transferida a terceros. Es un deber que cualquier empresa debe asumir para con su comunidad.
La evidencia gráfica adjunta a este artículo es testigo irrefutable de la situación. Las imágenes hablan por sí solas y muestran el estado lamentable de la entrada a la estación de servicio Disa. Es hora de que esta empresa gigante de las Islas Canarias ponga en marcha acciones concretas para resolver este problema y proteger a quienes confían en ellos.
Los usuarios de esta estación de servicio tienen el derecho de sentirse seguros al ingresar y salir de sus instalaciones. La falta de acción de Disa solo ha llevado a la indignación y al descontento de los clientes, muchos de los cuales ya han decidido no volver. La reputación de una empresa se construye en base a la calidad de sus servicios y su compromiso con la seguridad de la comunidad.
En conclusión, Disa debe rendir cuentas y tomar medidas inmediatas para remediar esta situación. Los ciudadanos de Gran Canaria merecen una compañía de combustibles que realmente se preocupe por su seguridad y bienestar, y no una que juegue con sus vidas mientras acumula ganancias. Es hora de que Disa muestre verdadera responsabilidad social y cumpla con las expectativas de una comunidad que ha confiado en ellos durante demasiado tiempo.