La Política dispara y El Cómplice apunta: el milagro puntual de la limpieza en Telde

En Telde, la suciedad tiene horario. Y la limpieza, sesión fotográfica. Porque justo cuando el municipio parece rendido al caos —contenedores mal orientados, bolsas voladoras, aceras que parecen trincheras— ocurre lo inesperado: una imagen. Nítida. Estratégica. Milagrosa.

La Política dispara. No con escoba, sino con móvil. Encuadra el ángulo, evita el papel suelto, busca el rayo de sol que ilumine el contenedor. Click. La foto vuela. ¿Destino? El Cómplice.

El Cómplice apunta. Recibe la imagen, redacta la crítica, publica el desastre. “Telde patas arriba”, dice el titular. Y al día siguiente, como por arte de magia, otro titular: “Ya está todo solucionado”. ¿Coincidencia? ¿Eficiencia? ¿Coreografía?

Mientras tanto, los vecinos de El Goro, Cendro y Las Remudas siguen esquivando bolsas, oliendo lo que no deberían, y preguntándose si la limpieza también tiene guion. Porque aunque se ha invertido una millonada en una nueva flota de recogida, muchos contenedores siguen desafiando al viento, colocados como si el norte fuera sur y el sentido común, opcional.

La flota reluce. Pero más en las fotos que en las calles. Algunos dicen que la han visto pasar. Otros, que solo aparece cuando hay que justificar el gasto. Lo cierto es que cada vez que hay revuelo, hay imagen. Y cada imagen, una noticia. Y cada noticia, una solución puntual.

La Política dispara. El Cómplice apunta. Y el vecindario, mientras tanto, recibe el disparo. No de limpieza, sino de narrativa. Porque en Telde, la basura no se recoge: se edita.

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