La Virgen llega a Telde al amanecer entre oraciones y emoción de los fieles

A primera hora de la mañana, cuando el cielo apenas comenzaba a clarear, la imagen de la Virgen hizo su entrada solemne en Telde, despertando una oleada de emoción entre los numerosos fieles que ya la esperaban desde antes del alba.

Con mantas sobre los hombros, termos de café en mano y el corazón encendido por la devoción, decenas de personas se habían congregado en silencio respetuoso en el lugar previsto para la llegada. Algunos, llegados desde otros municipios durante la madrugada, otros, vecinos de Telde que no quisieron perderse el momento más esperado del año.

El recibimiento fue íntimo pero profundamente sentido. A medida que se acercaba la comitiva, se rompió el silencio con murmullos de oración, cánticos suaves y algún que otro sollozo de emoción contenida. La imagen, portada con solemnidad, fue saludada con pañuelos al aire, móviles grabando discretamente y muchas manos juntas en señal de respeto.

“Ha sido un momento mágico. Verla llegar al amanecer, con esa luz tan especial, es algo que no se puede describir con palabras”, decía emocionada María del Carmen, una vecina de San Juan, mientras sostenía una vela encendida.

Sin discursos ni grandes actos, solo la fe de un pueblo que la esperaba con el alma abierta. Así fue la llegada de la Virgen a Telde esta mañana: humilde, serena y profundamente conmovedora.

Redacción DNT