5 de Agosto de 2025 a las 08:00
La reciente destitución de Ángel García como jefe de Gabinete de Alcaldía en el Ayuntamiento de Telde no es un hecho aislado ni responde únicamente a una pérdida de confianza personal. Tampoco lo fue el cese de David Medina, ocurrido hace apenas unas semanas. Lo que está ocurriendo en el consistorio es algo mucho más profundo: el alcalde ha decidido poner orden en su equipo de cargos de confianza, y lo está haciendo con una claridad que muchos esperaban desde hace tiempo.
Porque no se trata de simples reajustes administrativos. Lo que está haciendo el alcalde —y hay que decirlo sin rodeos— es darle una patada en el culo a quienes no trabajan. Así de claro. A los que se acomodaron en sus despachos, a los que confundieron “cargo de confianza” con “cargo de confort”, a los que pensaron que bastaba con estar cerca del poder para no tener que rendir cuentas.
¿Confianza? No, rendimiento
Los cargos de confianza no están para decorar ni para figurar. Están para trabajar, para ejecutar, para acompañar políticamente al alcalde en su proyecto de ciudad. Y cuando eso no ocurre, cuando la lealtad se convierte en pasividad, cuando el compromiso se diluye en la rutina, entonces no hay confianza que valga. Lo que hay es una falta de responsabilidad que merece ser corregida.
Y eso es lo que está haciendo el alcalde. Tarde, sí. Pero más vale tarde que nunca. Porque lo que ha descubierto —o lo que por fin ha decidido enfrentar— es que muchos de los que nombró como sus personas de confianza no eran ni lo uno ni lo otro. Ni personas, ni de confianza. Gandules, por decirlo claro. Y eso, en política, no se puede permitir.
¿ Quién será el siguiente?
La pregunta que se hacen muchos en Telde no es si habrá más ceses, sino cuántos más. Porque si el criterio ahora es el trabajo real, el compromiso efectivo, la utilidad política, entonces hay más de uno que debería estar haciendo las maletas. Y no por capricho, sino por justicia. Porque mantener a quien no aporta es una irresponsabilidad, y el alcalde parece haber decidido que ya no va a cargar con ese peso muerto.
Ángel García, David Medina… ¿quién sigue? Lo sabremos pronto. Pero lo importante no es quién se va, sino por qué se va. Y si la razón es que no trabajan, entonces que se vayan todos los que no trabajan. Porque Telde no necesita asesores de sofá, necesita gente que se remangue.
Política con coherencia
Esta purga —porque eso es lo que es— no debería escandalizar a nadie. Al contrario: debería celebrarse. Porque por fin se está aplicando un principio básico de la gestión pública: el que no trabaja, fuera. Y si eso significa que el alcalde se queda con menos asesores pero más eficaces, entonces bienvenido sea el cambio.
La política no es un refugio para los cómodos. Es un espacio para los comprometidos. Y en Telde, parece que por fin se está entendiendo eso.
detelde.es