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27 de Mayo de 2025 a las 13:14

Lo que nos faltaba en Telde: ¿Falsificación digital desde un grupo político?

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Ya lo que nos faltaba. Telde, ese municipio donde todo parece posible, donde el surrealismo político ha dejado de ser una anécdota para convertirse en una seña de identidad. Hoy no hablamos de enchufes, ni de desidia administrativa, ni de obras eternas. Hoy hablamos —con mayúsculas— de algo que podría ser constitutivo de delito penal: el uso no autorizado de la firma digital de una concejala para ejecutar un trámite institucional.



Lo cuenta el medio TeldeActualidad, y lo hace con el rigor que exige una información tan delicada. Según su investigación, la concejala Celeste López, aún portavoz del grupo municipal de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC), no sólo no firmó el documento que formalizaba su relevo, sino que ni siquiera estaba en la isla cuando se realizó el trámite. Estaba fuera por motivos personales de fuerza mayor. Y sin embargo… su firma digital apareció estampada en la gestión.

Esto, amigas y amigos, no es política. Esto es otra cosa.

Si se confirma lo que ha publicado este medio —y todo apunta a que no estamos ante un simple malentendido— estaríamos hablando de suplantación de identidad y falsedad documental. Con nombres y apellidos. Con implicaciones gravísimas. Con consecuencias que no se pueden resolver en una nota de prensa vacía o en una reunión de partido. Esto, en cualquier otro municipio mínimamente serio, ya estaría en manos de la Fiscalía.

La Ley 6/2020 es clara como el agua: la firma electrónica tiene el mismo peso legal que la manuscrita. Y utilizarla sin consentimiento es un delito. No una irregularidad. No un “error administrativo”. No una travesura política. Un delito.

¿Cómo es posible que en un Ayuntamiento, donde se supone que rige la transparencia y la legalidad, ocurra algo así? ¿Qué tipo de cultura política enferma permite que un grupo utilice la identidad digital de una compañera —nada menos que para cesarla— sin su autorización? ¿Dónde están los límites?

La política sin alma

Esta maniobra, si se confirma, es no solo ilegal, sino profundamente inhumana. Porque se ha hecho aprovechando una circunstancia personal delicada. Y eso la convierte en un acto no solo jurídicamente reprochable, sino moralmente despreciable. Ni siquiera los códigos no escritos del poder permiten semejante bajeza.

Y lo peor no es sólo el acto, sino el silencio atronador que le sigue. Porque hasta ahora, nadie del grupo de NC en Telde ha salido a dar la cara. Ni una disculpa. Ni una explicación. Solo una frase hueca: “Coordinación con la dirección nacional”. ¿Coordinación? ¿De qué estamos hablando? ¿Del nuevo modelo de liderazgo digital a la fuerza?

¿Dónde están los controles?

Cabe preguntarse también por la responsabilidad técnica dentro del Ayuntamiento. ¿Qué protocolos de seguridad existen para evitar que una firma digital pueda ser utilizada por terceros sin dejar rastro? ¿Se va a investigar quién accedió a ese certificado y desde qué terminal? ¿O lo vamos a dejar pasar, como tantas otras cosas que se han enterrado en Telde bajo capas de conveniencia política?

Porque no podemos olvidar: esto no es solo un problema interno de un partido. Esto afecta a la institucionalidad de la administración pública, a la confianza ciudadana en las herramientas digitales, al derecho fundamental de cada persona a que no se juegue con su identidad.

El precedente es peligroso

Si hoy se permite esto, mañana ¿qué será lo siguiente? ¿Firmas falsas en contratos? ¿En adjudicaciones? ¿En licencias? ¿Dónde está la raya que no estamos dispuestos a cruzar?

Como periodista, como ciudadano-a, como persona que ama su municipio, afirmo con contundencia: esto no puede quedarse en los medios. Tiene que escalar a los tribunales. Telde no se merece una democracia de pega, donde las reglas se escriben según le convenga al aparato de turno.

El caso Celeste López no es un culebrón político. Es un aviso urgente del estado de salud democrática de nuestro municipio. Si esto se normaliza, apaga y vámonos.

El Cernícalo