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18 de Octubre de 2025 a las 14:29

Los Picachos: El corazón de piedra que Telde no puede permitirse olvidar

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En el barrio de San Juan, donde la historia se mezcla con el polvo del abandono, se alzan —o más bien resisten— los restos de uno de los emblemas más antiguos de la economía canaria: Los Picachos, vestigios de un ingenio azucarero que data de finales del siglo XV o principios del XVI. Son dos pilares de piedra, testigos mudos de una época en que Telde era motor agrícola y comercial, cuando la caña de azúcar era el “oro blanco” que movía barcos, fortunas y sueños.

Según nos ha confirmado el Cronista Oficial de Telde, don Antonio María González Padrón, este ingenio fue uno de los primeros en Canarias, y posiblemente en Europa, en utilizar tecnología hidráulica para la molienda de caña. Su valor no es solo arquitectónico o etnográfico: es memoria viva, es identidad.

Pero esa memoria ha sido minada. No por el tiempo, sino por intereses espurios, por la negligencia institucional y por una urbanización que devora sin mirar atrás. Uno de los Picachos se derrumbó en 1986. Otro, en 1994. Y desde entonces, el conjunto ha sido rodeado de chatarra, camiones, escombros y olvido. Las promesas de restauración se repiten cada legislatura, como si bastara con posar para la foto entre ruinas.

Mientras tanto, los vecinos —los que aún recuerdan cuando los Picachos eran parte del paisaje cotidiano— siguen esperando. Esperando que se cumpla lo prometido. Esperando que se respete lo que queda. Esperando que Telde no pierda otro pedazo de sí misma.

La imagen que acompaña este artículo lo dice todo: cultivos verdes en primer plano, vida que brota, mientras detrás se desmorona la historia. Es el contraste perfecto entre lo que somos y lo que dejamos morir.

¿Y ahora qué?

No basta con recordar. Hay que exigir. Hay que movilizar. Hay que convertir Los Picachos en lo que siempre debieron ser: un espacio de memoria, de dignidad y de futuro. Porque si dejamos que se caigan del todo, no será solo piedra lo que se pierda. Será parte de nuestra alma.

 

detelde.es/Con información aportada por el Cronista Oficial de Telde, don Antonio María González Padrón.