20 de Junio de 2025 a las 00:01
Camiones frigoríficos funcionando durante horas de madrugada los domingos, motores encendidos sin parar, y un vecindario desesperado al que nadie escucha. Las denuncias han sido enviadas a varios medios sin respuesta. ¿Hasta cuándo durará esta impunidad?
Makro Telde, situado entre los barrios teldenses de Las Remudas y La Pardilla, está protagonizando uno de los episodios más vergonzosos de contaminación acústica de los últimos tiempos. Lo peor no es solo el ruido. Es el silencio: el silencio institucional y mediático que acompaña el sufrimiento de decenas de familias que llevan meses alzando la voz… sin que nadie quiera escuchar.
Los hechos son claros y reiterados. Según relatan vecinos de la zona, desde hace meses, los domingos por la noche —a partir de las 00:00— el aparcamiento y el muelle de carga de Makro se llenan de camiones frigoríficos que mantienen los motores encendidos durante horas, generando un zumbido constante, grave e insoportable. En muchas ocasiones, esa actividad ruidosa se prolonga hasta bien entrada la madrugada, justo cuando las personas necesitan descansar para empezar su semana laboral.
“Los camiones llegan, aparcan, y se quedan allí con los motores en marcha. Hay noches que estamos hasta las tres o las cuatro sin poder pegar ojo. Y luego madrugas y vas a trabajar destrozada”, cuenta doña Pino, vecina de La Pardilla.
Lo han intentado todo. Las denuncias han sido enviadas a distintos medios de comunicación, incluso a los que presumen de cercanía con la ciudadanía. Nadie ha publicado nada. Nadie ha movido un dedo. La sensación en el barrio es clara: están solos frente a una empresa grande, respaldada por el silencio cómplice de quienes deberían estar informando y defendiendo a los vecinos.
“No somos invisibles. Que vivamos en Las Remudas o La Pardilla no significa que puedan tratarnos como si no importáramos”, señala con indignación otro residente.
Makro, por su parte, no ha emitido ni una sola disculpa pública, ni ha tomado medidas para reducir su impacto en el entorno. El Ayuntamiento de Telde tampoco ha inspeccionado ni sancionado estas actividades nocturnas, pese a que la normativa sobre ruidos y horarios comerciales es muy clara respecto a la contaminación acústica en horario de descanso.
Desde DNT Diario de Noticias de Telde nos preguntamos:
¿Hasta cuándo se va a permitir esta falta de respeto?
¿Qué valor tiene el sueño y la salud mental de los ciudadanos para nuestros representantes?
¿Quién protege realmente a los barrios populares cuando las grandes empresas imponen su ley del ruido?
El descanso no es un lujo. Es un derecho. Y si los responsables de Makro no quieren entenderlo, alguien tiene que obligarles a cumplir la ley.
detelde.es