9 de Octubre de 2025 a las 00:38
Dicen que la política, como el ajedrez, se juega con tiempo. Pero en Valsequillo alguien ha pulsado el reloj como si estuviera en una final relámpago. Las piezas se mueven con una velocidad que haría sudar a Kasparov, y el tablero —ay, el tablero— parece que tiembla.
Lo que está ocurriendo es digno de manual de paradojas políticas: Primero Canarias, ese proyecto municipalista que aún no ha nacido oficialmente, podría enfrentarse a su primera moción de censura antes de cortar la cinta inaugural. ¿Cómo se llama eso? ¿Bautizo con tormenta? ¿Parto con forceps? ¿O simplemente Gran Canaria siendo Gran Canaria?
Los días 17 y 18 de octubre se celebrará el Congreso Constituyente de Primero Canarias. Allí se aprobarán estatutos, se definirán órganos de dirección y se consolidará la unión de agrupaciones como ASBA, BNR, Roque Aguayro y Compromiso por Firgas. Es el acto fundacional, el momento en que se monta la casa. Pero aún no se ha invitado a los vecinos a la fiesta.
Porque el bautizo electoral, el verdadero debut ante la ciudadanía, llegará en las próximas elecciones autonómicas. Ahí sí habrá papeletas, candidaturas, promesas y votos. Ahí se sabrá si el proyecto tiene músculo político o solo entusiasmo fundacional.
Mientras tanto, en Valsequillo, el PSOE local y Valsequillo Plural preparan una moción de censura contra Francisco Atta, alcalde y miembro fundador de Primero Canarias. El gobierno municipal lleva meses en minoría, y la oposición suma siete concejales frente a los seis del grupo de gobierno. La aritmética está servida.
Pero la política no es solo números. Es también alianzas, silencios y compromisos verbales. Y aquí entra en escena el Cabildo de Gran Canaria, donde Primero Canarias gobierna en coalición con el PSOE. ¿Permitirá el partido socialista esta moción? ¿Validará que su socio insular pierda su primer bastión antes de nacer?
Antonio Morales, presidente del Cabildo, guarda silencio. Como buen maestro zen del ajedrez político, observa sin mover ficha. Teodoro Sosa, fundador de Primero Canarias y socio del PSOE en el Cabildo, tampoco se ha pronunciado. Pero su posición es incómoda: ¿defenderá la estabilidad insular o permitirá que se desate una tormenta municipal?
Óscar Hernández, presidente de Primero Canarias, habla de un “compromiso verbal” para no alterar los equilibrios locales. Verbal, sí. Como los contratos de palabra entre tahúres.
Si el PSOE regional autoriza la moción, Primero Canarias perdería su primer bastión antes de nacer. Sería como si a un bebé le quitaran el chupete en la incubadora. Y todo esto sin haber concurrido a unas elecciones, sin estatutos aprobados, sin dirección formal. ¿Demasiado rápido? Quizás. Como decía el viejo dicho: cuando las piezas se mueven demasiado rápido, suele ser porque el tablero está en peligro.
Valsequillo se convierte así en laboratorio político de lo que está por venir. Un municipio donde se juega el pulso entre lo local y lo insular, entre la urgencia y la estrategia, entre el nacimiento y la censura. Aquí nadie se rinde sin dar jaque. Y el reloj, como siempre, sigue corriendo.
Por El Faro