27 de Mayo de 2025 a las 18:21
No es indigente, no está desorientada y tampoco necesita una intervención de servicios sociales. Se llama Severa, tiene 70 años, y está en pleno uso de sus facultades mentales. Es una mujer jubilada que, tras trabajar durante años en el Servicio Canario de Salud, se ve obligada a dormir en parques públicos y bajo un puente porque no puede descansar en su propia casa, debido al infierno vecinal que sufre desde hace más de un año.
Los primeros mensajes de audio de Severa llegaron al programa “Carmelo Martín y Compañía”, de Radio Aventura Siglo 21, a comienzos del año 2024. Desde entonces, ha suplicado ayuda públicamente, denunciando una situación insostenible provocada por los ruidos constantes y perturbadores provenientes de la vivienda contigua, donde reside un joven —hijo de un matrimonio mayor— que la somete a una convivencia insoportable.
“Cada noche, a partir de las nueve, empiezan los ruidos fuertes y extraños. No puedo dormir. Me tengo que llevar una hamaca de playa y buscar algún parque, una sombra, lo que sea… para poder descansar”, relata con claridad y cansancio.
Los vecinos de Las Remudas, que en un principio pensaban que se trataba de una persona sin hogar, han empezado a organizarse y a compartir imágenes y testimonios para visibilizar el caso, indignados por la inacción institucional. “Es una mujer con dignidad, que ha trabajado toda su vida, y que no merece terminar sus días así. Si fuera un perro, ya habrían intervenido”, lamenta una residente del barrio.
Severa ha presentado múltiples denuncias ante la Policía, sin obtener solución. Ha pedido también la intervención de los jueces, y menciona directamente a la concejala de Servicios Sociales de Telde, Adela Álvarez, con esta pregunta que ya resuena en la conciencia colectiva:
”¿De verdad nadie puede hacer nada por mí?”
Desde DNT Diario de Noticias de Telde, nos sumamos a su llamado desesperado: no se trata de una indigente, se trata de una ciudadana teldense que merece descanso, justicia y protección. Lo que está viviendo no es vida, y cada noche bajo un puente es una vergüenza para las instituciones que siguen mirando hacia otro lado.
Redacción DNT