14 de Agosto de 2025 a las 13:59
En Telde, la suciedad no se esconde: se pisa. Basta con caminar por cualquier calle del municipio para comprobar lo que los vecinos repiten como un mantra: las calles están sucias. No “algo sucias”, no “un poco descuidadas”. Sucias de verdad. Contenedores rotos, papeleras desbordadas, aceras que parecen haber olvidado lo que es un baldeo. Y mientras tanto, la concejala responsable del área, María González Calderín, parece más preocupada por salir en la prensa que por limpiar la ciudad.
Cada festividad, cada evento, cada mínima excusa se convierte en una oportunidad para Calderín de aparecer en titulares. El último ejemplo: el operativo especial de limpieza por el 15 de agosto. Un despliegue puntual en zonas turísticas como Salinetas, Melenara o las plazas céntricas, con baldeos, desinfecciones y vaciado de papeleras. ¿Necesario? Tal vez. ¿Suficiente? En absoluto.
Porque mientras se refuerza la limpieza en los escaparates de la ciudad, los barrios siguen acumulando mugre. La Garita, San Juan, Clavellinas… todos mencionados en el comunicado, pero ¿realmente reciben atención más allá de los días festivos? Los vecinos dicen que no. Y no lo dicen en redes, lo dicen en la calle, mirando al suelo.
El estado de los contenedores en muchos barrios es directamente vergonzoso. Oxidados, rotos, sin mantenimiento. Algunos ni siquiera están donde deberían. Y cuando llega una festividad, como este 15 de agosto, se suspende la recogida de residuos. Se pide a la ciudadanía que no deposite basura, como si eso fuera una solución mágica. ¿Y después? ¿Quién limpia lo que se acumula? ¿Quién responde por los olores, los insectos, la imagen deplorable?
“Estos dispositivos especiales buscan reforzar la imagen y el cuidado de los espacios públicos”, dice Calderín. Pero ¿de qué imagen habla? ¿La que aparece en la prensa con su nombre en negrita? ¿O la que ven los vecinos cada día cuando salen de casa y pisan una acera llena de colillas, bolsas y restos de comida?
La limpieza no debería ser un acto de marketing. Debería ser un servicio básico, constante, eficaz. No una operación cosmética para días señalados. No una excusa para salir en la foto.
Telde necesita limpieza, sí. Pero también necesita transparencia, planificación y compromiso real. No titulares. No declaraciones vacías. No operativos que duran lo que dura una festividad. María Calderín debería escuchar más a la gente y mirar menos a las cámaras. Porque la suciedad no se barre con comunicados. Se barre con trabajo.
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