28 de Noviembre de 2024 a las 03:52
En Telde, municipio conocido por sus playas, su cultura y sus semáforos intermitentes, ha sucedido algo insólito: la calma política. Sí, esa especie de nirvana administrativo que parecía más improbable que una cabra bailando en la Plaza de San Juan. Al parecer, todo el mundo está contento con el alcalde actual, un ser mitológico que goza de tal nivel de popularidad que hasta las farolas parecen alumbrar con más entusiasmo desde que llegó al cargo.
El Milagro de la Calma en Telde
Dicen los entendidos —esos señores del bar con el café en una mano y el periódico en otra— que por fin el municipio ha decidido darle tiempo al alcalde. Tiempo para arreglar décadas de despropósitos, ruinas y proyectos que se cayeron más rápido que las promesas electorales de otros que, casualmente, no nacieron en Telde. Porque claro, según la sabiduría popular, los problemas de Telde vienen de esta gente que llegó, prometió, cobró y dejó todo hecho un circo… sin payasos, pero con muchos trapecistas intentando agarrarse a los contratos públicos.
Los Residuales de la Crispación
Eso sí, no todos están contentos con esta paz idílica. Hay un pequeño grupo, una especie de club de la crispación residual, que vive de sembrar la discordia con más empeño que un agricultor en época de cosecha. Entre ellos destaca un personaje que, en su día, logró financiar su lujoso tren de vida desde una página web de dudosa credibilidad y peor ortografía. Este visionario de la toxicidad informativa sigue intentándolo, aunque ahora más gente confía en los horóscopos que en sus titulares.
Y no podemos olvidarnos de la dupla familiar más famosa del municipio: la madre y el hijo. Una saga que daría para una telenovela con giros de guion que harían palidecer a Game of Thrones. La anécdota más célebre de esta pareja es cuando la madre, en un acto de amor filial incomprendido, entregó documentos comprometedores de su propio hijo. Una historia tan peculiar que hasta los ratones de biblioteca de San Juan siguen buscando sentido.
Los Antiguos Dueños del Cotarro Piden Agua
Mientras tanto, aquellos que en su día gobernaron con aires de grandeza —esos que entraban a los despachos como si fueran protagonistas de una película de Hollywood— ahora están pidiendo agua por las esquinas. Sí, hablamos específicamente de los del PSOE y de NC-BC, partidos que durante años jugaron a ser los reyes del tablero pero que hoy no consiguen ni fichas para participar. Nadie les hace caso, y las promesas que antes vendían con tanto entusiasmo ahora no valen ni como papel para envolver bocadillos. La ciudadanía, curtida en años de desengaños, ya no se cree nada de ellos, y sus discursos se pierden en el aire como una cometa sin cuerda.
Eso sí, hay un oasis para estos antiguos gobernantes: el de la web que presume de tener “toda la actualidad de Telde”. Una web que, según se comenta en las esquinas, tiene menos credibilidad que un loro contando secretos. Este medio, siempre dispuesto a darles un protagonismo artificial, se ha convertido en el último refugio donde todavía se creen las batallitas de quienes, fuera de ahí, no consiguen ni atención en las reuniones de vecinos.
El Tiempo Como Gran Juez
Mientras tanto, el resto del municipio observa desde sus balcones y WhatsApp, esperando que este alcalde, que parece sacado de un cuento de hadas, cumpla su promesa de devolver a Telde el brillo perdido. Dicen que el tiempo pondrá a cada uno en su lugar, y parece que en Telde, por fin, están dispuestos a esperar. Eso sí, siempre con una dosis de ironía, porque si algo no le falta a este municipio es humor para sobrellevar los sinsabores de su historia reciente.
¿Será este el inicio de una nueva era? ¿O simplemente el interludio antes del próximo capítulo de Culebrón Teldense? Sólo el tiempo —y quizá un par de filtraciones estratégicas— lo dirán. Por ahora, que siga la calma… aunque, en Telde, hasta la calma tiene sus bemoles.