6 de Octubre de 2025 a las 15:39
Mientras algunos portavoces municipales insisten en que “Telde está más limpio que nunca”, basta con caminar unos metros por el casco histórico de San Juan para que la realidad contradiga el eslogan. Entre el edificio de Telefónica y Correos, un callejón olvidado se convierte en prueba irrefutable del abandono institucional: sucio, maloliente y exactamente igual que hace décadas.
La imagen que acompaña este artículo no necesita filtros ni exageraciones. Es un retrato fiel de lo que muchos vecinos ven —y huelen— cada día. Baldosas manchadas, orines de animales, restos acumulados y una sensación de dejadez que no se borra con palabras bonitas ni campañas de marketing.
Una vecina de La Montañeta, indignada, lo resume con claridad:
“Este paso está igual que cuando lo hicieron. Nadie lo limpia, nadie lo vigila. Y aún tienen la cara de decir que Telde está limpio.”
Este callejón no es un rincón aislado. Es un símbolo. Un recordatorio de que la limpieza no se mide por lo que se publica en redes, sino por lo que se vive en los barrios. ¿De qué sirve presumir de escobas si los rincones más transitados siguen siendo urinarios improvisados?
La ciudadanía no pide milagros, pide respeto. Y ese respeto empieza por reconocer que hay zonas que llevan años sin atención. Que la limpieza no puede ser selectiva. Que los vecinos merecen algo más que excusas.
Porque si Telde está limpio, ¿qué hacemos con esta imagen?
detelde.es