Telde Limpia… ¿o solo limpia la imagen?

Vivir en Telde es aprender a leer entre líneas. Porque aquí, cada nota de prensa parece más una sesión de fotos que una rendición de cuentas. Y si hay una protagonista indiscutible en esta novela institucional, es nuestra concejala de Limpieza Viaria, María Calderín. No hay jornada que no venga acompañada de su sonrisa en Instagram, su pose en Facebook o su mención en X. A Calderín le gusta una foto más que a un niño un caramelo, y eso no es necesariamente malo… si la gestión estuviera a la altura del encuadre.

Según el último comunicado, el equipo de limpieza resolvió 114 incidencias en julio. Bravo. Pero cuando una se pasea por algunos barrios, la realidad no siempre coincide con el titular. Vertidos incontrolados, contenedores rotos, aceras que parecen olvidadas por el calendario de limpieza. ¿Dónde está esa “agilidad” que tanto se presume?

Lo más curioso es que de todas las incidencias registradas, solo diez fueron reportadas por la ciudadanía. ¿Desconocimiento del canal? ¿Falta de confianza? ¿O simplemente hartazgo? Porque cuando el Ayuntamiento se convierte en el principal emisor de sus propios avisos, algo no cuadra. Es como si se jugara un partido de fútbol donde el árbitro, el comentarista y el público fueran la misma persona.

Y mientras tanto, la oficina de prensa del Ayuntamiento se ha transformado en una agencia de relaciones públicas. Cada comunicado es una oda a la eficiencia, una coreografía de cifras y porcentajes que, aunque suenan bien, no siempre se traducen en mejoras palpables. ¿Dónde están los informes técnicos? ¿Las auditorías? ¿La voz de los vecinos?

No se trata de negar lo que se hace bien. Se trata de exigir que lo que se comunica tenga sustancia, que la gestión no se maquille con filtros, y que la limpieza no sea solo estética, sino también ética.

Porque Telde merece más que titulares. Merece transparencia, participación y, sobre todo, respeto.

Por  El Faro

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