26 de Diciembre de 2024 a las 10:00
Iniciamos una serie de artículos para analizar el legado de los que hoy se hacen llamar “canaristas”, pero que durante más de 25 años gobernaron Telde bajo diferentes nombres y siglas. Desde sus orígenes como Asamblea Canaria o movimientos de asociaciones vecinales, hasta su paso por Nueva Canarias, han dejado un rastro de promesas incumplidas y proyectos fallidos que aún lastran al municipio.
Un ejemplo evidente es la obra abandonada en primera línea de la playa de La Garita, reflejo del desinterés y la mala gestión que caracterizó su gobierno. Lo que debía ser un proyecto emblemático, capaz de potenciar el atractivo turístico y económico del municipio, terminó convertido en un esqueleto de hormigón, un símbolo del abandono.
Los que ahora intentan reinventarse como “canaristas” no pueden ocultar el pasado. Gobernaron Telde durante más de dos décadas y media, dejando tras de sí una gestión marcada por el sectarismo y el amiguismo. Empresarios que no compartían sus intereses fueron marginados y, en muchos casos, llevados a la ruina. Mientras tanto, los ciudadanos se enfrentaron a un municipio paralizado, con pocas mejoras y muchas oportunidades perdidas.
Hoy, este grupo se encuentra en el Cabildo de Gran Canaria, manejando un presupuesto anual de casi 1.000 millones de euros, pero el panorama no ha cambiado. La isla sigue sin avanzar, y Nueva Canarias, el partido en el que se refugiaron durante los últimos años, se encuentra en declive, arrastrado por su propio desgaste político.
El caso de Telde debería ser un recordatorio para todos. La gestión de estos supuestos “progresistas”, ahora “canaristas”, ha dejado cicatrices profundas en el municipio: obras abandonadas, ciudadanos descontentos y un desarrollo paralizado. La playa de La Garita es solo un ejemplo más de cómo se gobernó pensando en unos pocos, mientras el resto sufría las consecuencias de sus políticas fallidas.
El Faro