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31 de Mayo de 2025 a las 13:30

Telde, rehén de un urbanismo caduco y desordenado

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Han pasado más de veinte años desde que se aprobara el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Telde en el año 2002. Dos décadas en las que el municipio ha crecido en población y necesidades —superando ya los 100.000 habitantes—, pero no en coherencia urbanística. La fotografía que acompaña este artículo es solo un ejemplo del desastre heredado de un urbanismo mal planificado, de decisiones tomadas en despachos ajenos a nuestra ciudad, concretamente en uno de la calle Buenos Aires, en Las Palmas de Gran Canaria, donde se fraguó el documento que ha hipotecado el desarrollo ordenado de Telde.

El PGOU del 2002 no solo está obsoleto; también nació condicionado por intereses particulares. Un urbanismo que, en lugar de pensar en el interés general, pareció atender más a los amigos de quienes lo redactaron, dejando zonas como la de la imagen: solares abandonados, ruinas que afean el entorno y estructuras que nunca debieron mantenerse en pie, mucho menos en pleno corazón de una ciudad que aspira a ser una gran capital.

La casa en ruinas que aparece en la imagen no es una excepción. Es, lamentablemente, parte del paisaje cotidiano de Telde. ¿Qué ha fallado? ¿Por qué seguimos sin un nuevo PGOU que actualice, corrija y planifique con rigor el futuro del municipio? ¿Por qué, a pesar de las buenas intenciones del actual concejal de Urbanismo, Juan Francisco Jiménez (CIUCA), no se ha dado un paso firme hacia la modernización del planeamiento?

 

Porque querer, quiere. Lo ha manifestado. Pero cabe preguntarse: ¿quién o qué se lo impide? ¿Fuerzas internas, intereses enquistados o simplemente la inercia de un Ayuntamiento que ha normalizado el estancamiento?

Lo urgente ahora es actuar. No podemos permitir que solares abandonados y estructuras ruinosas continúen proyectando una imagen de ciudad dejada de la mano de Dios. La demolición de estas ruinas debe ser inmediata, y el coste, asumido por los propietarios responsables. Porque Telde no puede seguir siendo símbolo de abandono, sino referente de renovación urbana, planificación responsable y ciudad viva.

La ciudadanía exige espacios dignos, calles cuidadas y un planeamiento que piense en las personas. Es hora de despertar del letargo urbanístico. Es hora de hacer ciudad. Y sobre todo, es hora de que el Ayuntamiento de Telde, sin más excusas, dé el primer paso hacia un nuevo PGOU que de verdad responda a las necesidades del presente y no a los fantasmas del pasado.

El Cernícalo