20 de Enero de 2024 a las 13:35
El carnaval, en sus orígenes arraigados en la esencia del pueblo, ha perdido su autenticidad al caer en manos de grandes empresas y políticos. Recuerdo con nostalgia aquellos tiempos en los que con mis hermanos improvisábamos disfraces con lo que teníamos a mano. Sin embargo, el carnaval, que solía ser asequible o incluso gratuito, ahora ha alcanzado costos exorbitantes, como los 4 millones de euros del evento en Las Palmas de Gran Canaria. Este cambio plantea cuestionamientos acerca de quién realmente organiza y se beneficia del carnaval.
Las murgas, comparsas y grupos emergen con vitalidad de los barrios más humildes de Las Palmas de Gran Canaria, mientras que notoriamente escasean representantes de áreas más prósperas. La organización, antes en manos del pueblo, ha pasado a ser responsabilidad de una empresa pública llamada Promoción del Carnaval. Aunque prometen beneficios económicos para la ciudad, surge la pregunta: ¿por qué no reinvertir esos beneficios en los barrios participantes, en lugar de concentrarse en el centro y áreas más privilegiadas?
Es imperativo rescatar nuestro carnaval, y la solución radica en reinvertir de manera urgente los ingresos generados en los diversos barrios del municipio. Esto no solo revitalizaría las comunidades más necesitadas, sino que también contribuiría a mitigar la disparidad entre las áreas más favorecidas y las menos afortunadas. En definitiva, es hora de devolver el carnaval a sus raíces populares y garantizar que sus beneficios alcancen a toda la comunidad. ¡Que este carnaval sea celebrado con autenticidad y equidad para todos!
El Faro