9 de Diciembre de 2025 a las 23:38
El mercadillo municipal de Jinámar, que cada domingo congrega a miles de visitantes y más de doscientos puestos, se ha convertido en el reflejo más evidente de la inoperancia política en Telde. Lo que debería ser un espacio ordenado y seguro, hoy es un escenario de caos, suciedad y descontrol.
Este pasado fin de semana, la imagen fue tan clara como preocupante: un único operario municipal tuvo que atender la actividad de cientos de puestos, mientras se enfrentaba a más de veinte manteros ilegales que ocupaban espacios sin autorización. Una persona sola, sin medios ni respaldo, frente a un mercadillo que se desborda.

El mercadillo “sin ley”
Las escenas se repiten domingo tras domingo:
Papeleras desbordadas apenas dos horas después de abrir.
Baños en estado deplorable.
Pasillos convertidos en vertederos improvisados.
Salidas de emergencia bloqueadas por vallas y puestos, impidiendo el acceso de bomberos o ambulancias.

Todo ello bajo la mirada ausente de la concejal de Mercados, Carmen Batista, que en más de dieciséis meses de mandato apenas ha visitado el mercadillo una vez. No existe plan de emergencia ni seguridad, ni vigilancia perimetral, ni ambulancia medicalizada.
La incompetencia no solo se mide en desidia, sino también en dinero público. Los contribuyentes pagan más de 45.000 euros anuales a una concejala que no cumple con sus obligaciones, mientras el Ayuntamiento deja de ingresar por los puestos ilegales que no pagan canon.
El mercadillo de Jinámar no necesita discursos ni fotos de ocasión. Necesita gestión, presencia y voluntad política. Lo que hoy tenemos es un mercadillo sin ley, y una concejala que se ha convertido en el símbolo de la incompetencia municipal.
detelde.es