Una escalera “inclusive” y otras chapuzas junto al Ayuntamiento de Telde

En un rincón nada discreto del excelentísimo Ayuntamiento de Telde, justo al lateral de su moderno edificio institucional, uno se encuentra con una muestra vergonzosa de improvisación urbana: una escalera de madera, mal rematada y peor conservada, que más parece un acceso a una chabola que a una sede de gobierno local.

Con ironía podríamos llamarla “escalera inclusiva”, porque eso sí, no discrimina: cualquiera puede tropezar, resbalarse o hacerse daño con semejante despropósito. Pero el verdadero problema es que esta chapuza no es un caso aislado. No, señora. No, señor. Basta con dar una vuelta por los alrededores para comprobar que lo que debería ser una zona ordenada y ejemplar —por estar al lado mismo del poder municipal— se ha convertido en un despropósito urbanístico.

Hablamos de edificaciones que parecen surgidas de la nada, fuera de todo control, y lo más grave: una gasolinera que sigue funcionando pese a una sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia de Canarias que ordena devolver el terreno a su estado original. ¿Dónde está el cumplimiento de la ley? ¿Dónde están los responsables municipales que permiten que se ignore impunemente una resolución judicial?

Si esto ocurre junto al mismísimo Ayuntamiento, ¿qué podemos esperar que pase en los barrios?

Esta situación, que parece sacada de una comedia absurda, no solo daña la imagen del municipio. Es una falta de respeto a los vecinos que pagan sus impuestos, a los que se les exige cumplir con normativas que al parecer aquí algunos pueden ignorar con total impunidad.

Telde merece algo mejor. Empecemos, al menos, por quitar esa escalera y por cumplir la ley como se le exige a cualquier ciudadano. Y si hace falta una campaña para recordarlo, se hace. Pero basta ya de mirar para otro lado.

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